Los sucesivos fracasos de Guillermo el Conquistador lo han sumido en una profunda crisis. Ante esta situación, fue matriculado en un programa de terapia de grupo. En él, hombres y mujeres de malas en el amor (y de peores en el juego, para rematar) narran sus historias. He aquí una de ellas.
Alejandro. 38 años, ingeniero: “La conocí en Cartagena, durante un congreso de Suelos y Concretos. Era costeña, de piel morena, pero cabello rubio. Tendría unos 23 años. Era hermosa. Esos ojos verdes, esa figura alta y bien formada. En fin.
Trabajaba como auxiliar, ustedes saben, esas niñas que ayudan a distribuir credenciales, ubicar a los delegados, entregar los equipos de traducción simultánea. En fin.
Muchas veces traté de hablarle, pero era de un profesionalismo a toda prueba. Se limitaba a responder cortésmente, pero sin sonreír El caso es que llegamos al último día, y nada que lograba establecer comunicación. En fin.
Vino entonces la conferencia del gringo sobre “Pruebas de resistencia del concreto reforzado a 2.800 metros sobre el nivel del mar”. En inglés, por supuesto. Ella me entregó con su rostro imperturbable los audífonos y el transistor de traducción. Yo me acomodé en la parte de atrás, en donde la veía. En fin.
Oía la conferencia, pero no escuchaba. Mi cerebro estaba perdido en esos ojos verdes. En fin, ahí fue cuando decidí salir a dar una vuelta. Cuando me levanté me pareció que me observaba. Pero no me cupo la menor duda a medida que me desplazaba por la sala. Sí, esos ojos verdes perseguían a los míos. Cuando llegué a la puerta, vi que se ponía de pie y caminaba hacia el sitio donde yo me encontraba. En fin.
Decidido a hacer la prueba final, salí del salón. Aunque normalmente camino rápido esta vez aceleré intencionalmente el paso. Quería estar completamente seguro. Sentí que alguien en tacones me seguía. Me voltee y la vi venir hacia mí. Y me sonrió. Si, sonrió. Y después me miró a los ojos, y en un tono entre coqueto y sensual pronunció esas palabras que jamás olvidaré. 'Disculpe señor, pero está prohibido sacar el sistema de traducción simultánea de los salones'.
En fin.
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