lunes, 24 de noviembre de 2008

¿Qué tan tacaño es usted?

((Publicado en la revista Voz a Voz de Comcel))
Ser tacaño no es fácil. Es un trabajo de tiempo completo. Un arte. No se trata solo de decir que no a los gastos. Eso lo hace cualquiera. Se trata de hacerlo y sobrevivir. Implica conocer una serie de estrategias, lugares, negocios o métodos para lograr lo mismo que el resto de la humanidad, pero con la menor inversión posible. Es decir, lo que los pobres hacen por necesidad, el tacaño lo hace por convicción. Como en toda actividad, existen categorías. Las siguientes preguntas le ayudarán a ubicarse.

1.- Si llega un amigo de otra ciudad usted…
a. Le paga el hotel y lo invita todos los días a un restaurante distinto.
b.- Lo aloja en su casa y lo integra a las actividades familiares.
c.- Lo aloja en su casa y lo integra a las actividades familiares (incluyendo los gastos de la casa durante su estadía).
d-. Lo recoge en el hotel y lo lleva a diversos sitios turísticos de la ciudad. Usted guía, él paga.
d.- Lo atiende con una caminata dietética y a palo seco por los alrededores del hotel.

2.- Sus pautas en materia de ropa son…
a.- Un guardarropa de última moda que se actualiza semanalmente.
b.- Prendas que se renuevan anualmente, a partir de las necesidades y una que otra concesión a la vanidad.
c.- Prendas organizadas por grupos para cumplir funciones específicas (trabajo, estudio, recreación, vida social) que se renuevan al cumplir su ciclo vital.
d.- La herencia de todos los parientes y conocidos que están incluidos en los tres primeros grupos.
e.- Verbos como remontar, coser y remendar. Sustantivos como parche y remiendo. Actividades anacrónicas como voltear cuellos, angostar (o anchar corbatas). Consumo notorio de hilos y agujas y, en general otras técnicas de reciclaje aplicadas al sector de las confecciones.

3.- Cuando va a hacer compras escoge…
a.- El centro comercial de moda.
b.- La zona de la ciudad donde predominan los negocios especializados de lo que usted quiere comprar.
c.- El almacén más barato que encuentre luego de comparar todas las opciones posibles.
d.- La compañía de alguien que le preste el excedente o la totalidad.
e.- ¿Seguro que tenemos que comprar eso? ¿No hay forma de conseguirlo de segunda?

4.- Si necesita frutas y verduras…
a.- Las compra importadas de los Estados Unidos.
b.- Las compra en un mercado de cadena o en la tienda más cercana.
c.- Las compra en la plaza de mercado tras regatear cada centavo con la dueña del puesto.
d.- Las recoge entre sus familiares y amigos con el cuento de “necesito una” (una manzana aquí, una limón allá, una naranja por acá, un gajo de cebolla por allà).
e.- Las busca junto con los habitantes de la calle entre los desechos de las centrales mayoristas.

5.- Su medio favorito de transporte público es…
a.- Taxi pedido por teléfono y contratado por horas.
b.- Depende directamente de la necesidad y la disponibilidad de tiempo.
c.- Bus, buseta o micro del más barato.
d.- Carro de amigo.
e.- Cami Dodge (caminante en “dodge” patas).

6.- Cuando debe cortarse el cabello o peinarse usted…
a.- Acude a uno de esos salones donde dan whisky, toca pedir cita con dos meses de anticipación y al estilista hay que decirle maestro.
b.- Tiene un estilista de cabecera de acuerdo con su tiempo y presupuesto.
c.- Hace un estudio de mercadeo en todos los salones y peluquerías ubicados en 10 cuadras a la redonda, para seleccionar aquel que mejor cumpla los requisitos de costo-beneficios (o sea, el más barato sin efectos secundarios como trasquiladas).
d.- Va a una escuela de peluquería para que lo peinen o lo motilen gratis.
e.- Se arma de espejo, cepillo y tijera y hace autoservicio.

7.- La boda de su hijo o hija…
a.- Será en el club más elegante de la ciudad, con el menú más caro, la mejor orquesta y todos los juguetes.
b.- Será una reunión sencilla con pocos invitados a los cuales se les atenderá bien.
c.- Se realizará en el salón comunal por aquello del descuento por ser miembro de la junta; la música será el regalo del amigo músico; el video, el presente del amigo camarógrafo; la comida, el obsequio del amigo banquetero…
d.- No le importa, porque la familia de novio o novia de su hija o hijo será la que pague.
e.- No tendrá fiesta porque se casaron a escondidas, por sugerencia suya.

8.- Lava los trastos con….
a. Una colección de jabones líquidos importados divididos por categorías (uno para ollas, otro para loza, otro para sartenes, otro para cubiertos, etc.).
b.- Una crema lavaplatos de probada eficacia.
c.- El repuesto que más rinde, determinado tras una investigación exhaustiva que midió la interacción de variables como duración en días, cantidad de trastos lavados y reblandecimiento al contacto directo con el agua.
d.- Lo que pueda echarse al bolsillo cuando pasa por la cocina de los amigos.
e.- Una bolita con pedazos de jabón de todo tipo.

9.- Para el aseo del cuerpo usted utiliza…
a.- Jabones de diversas fragancias.
b.- Jabón de marca.
c.- Jabón barato.
d.- Lo que pueda echarse al bolsillo cuando pasa por el baño de los amigos.
e.- Una bolita con pedazos de jabón de todo tipo.

10.- Para el lavado de la ropa usted utiliza…
a.- Lavandería.
b.- Lavadora y lavandería para algunas prendas.
c.- Jabón azul en barra.
d.- Lo que pueda echarse al bolsillo cuando pasa por el lavadero de los amigos.
e.- Una bolita con pedazos de jabón de todo tipo.

11.- Su perro se alimenta de…
a.- Concentrado en calidades y porciones definidas por un dietista.
b.- Concentrado.
c.- Vísceras de pollo y res cocinadas en casa.
d.- Sobras.
e.- Ni idea. Usted lo deja salir y él verá como se consigue la comida

12.- Los vasos de su casa son…
a.- Cristal del más fino y varios juegos de acuerdo con el uso.
b.- Comprados de acuerdo con las necesidades.
c.- Una promoción.
d.- Todos diferentes, porque son el resultado del viejo truco de “me presta este vaso y se lo traigo mañana”.
e.- Empaques reciclados de café, mermelada y similares.

13.- Para consultar su correo electrónico usted…
a.- Utiliza su celular último modelo.
b.- Utiliza la conexión de su casa, esa que compró en un combo que incluye teléfono y televisión por suscripción.
c.- Va durante quince minutos exactos al café Internet que tiene hora feliz entre las 2 y las 4 de la tarde.
d.- Aprovecha cualquier computador prendido de un amigo o utiliza el de la oficina.
e.- Pregunta por enésima vez antes de consultar en el computador de un amigo ¿seguro que esto es gratis?

14.- Los muebles de su casa son…
a.- De marca y diseño exclusivo.
b.- Adecuados a su presupuesto.
c-. Regateados en un taller.
d.- Heredados.
e.- Escasos.

15.- Ante la palabra gratis usted
a.- Desconfía.
b.- Analiza.
c.- Pregunta.
d.- Aprovecha.
e.- Se abalanza.

16.- Usted estrena...
A.- A diario.
b.- Cuando lo necesita.
c.- Si se justifica.
d.- Si alguien se descuida.
e.- Al recibir un regalo.

17.- Usted lee esta revista…
a. Porque tiene un celular último modelo que cambia cada tres meses.
b.- Porque tiene celular.
c.- Porque tiene un celular con el plan más económico posible, al cual le hace un minucioso seguimiento mensual para no pasar un segundo, ni dejar de gastar un segundo.
d.- Porque se la prestó uno de los amigos al que también le pide prestado el celular cuando necesita una llamada.
e.- Porque la encontró en una biblioteca pública.

Evaluación
Mayoría de respuestas A

Usted no se mide en gastos. Así que una de dos: o tiene mucha plata, o está endeudado hasta el cuello. Si ese es el caso, considere pasarse a alguna de las categorías subsiguientes.
Mayoría de respuestas B
Si hay que gastar, gasta. Una cosa racional de acuerdo con sus ingresos. Consejo: ¡Desordénese por lo menos una vez, no sea tan cuadriculado! (recomendación patrocinada por los comerciantes y los publicistas).
Mayoría de respuestas C
Para comprar una bolsa de leche analiza el panorama ganadero mundial. Escarba hasta que consigue el mejor precio. Cada peso que sale de su bolsillo es el resultado de una investigación que envidiaría el más ducho de los economistas. Lástima que lo que ahorra en gastos, lo pierde en tiempo.
Mayoría de respuestas D
Usted no es que sea tacaño. Simplemente decidió no pagar nada que pueda endosarle a otra persona. Por eso cada vez tiene más dinero pero menos amigos, por si no se ha dado cuenta. Y no, no le voy a prestar plata.
Mayoría de respuestas E
Sus ahorros son de estrato 6 y sus gastos de estrato 0. La única diferencia entre sacarle sangre y sacarle plata es que lo primero le duele menos. Al lado suyo El Avaro, Rico McPato, Scrooge el del Cuento de Navidad y el ministro de Hacienda son unos despilfarradores.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Del amor y otros trasmilenios

Tengo que agradecerle a las empresas que manejan los buses de Transmilenio. Gracias a ellos me casé.
La verdad no tengo mucha plata. Y necesitaba un sitio donde tuviera suficiente tiempo para hablar con mi novia y hacerle la propuesta que sabemos. No esa, la seria, la que tiene implicaciones hasta que la muerte nos separe.
Un amigo me dio la idea: “Llévela un paradero de Transmilenio”. Y no es porque algunas estaciones del sistema de transporte parecen un restaurante campestre. Cuentan con seguridad, amplias zonas verdes y bancas. Son lugares verdaderamente acogedores e invitan a la conversación.
Claro, decirle a la novia “¿Vamos a Transmilenio?” no suena muy romántico.
Pero hay trampa. El truco consiste en hacerle creer a la dama que se trata de un paso temporal, que solo vamos a ir tomar el bus.
Así lo hice y pasó lo que tenía que pasar. Segundos, minutos, más minutos y de aquello nada. El bus no aparecía. Entonces como había que hacer algo para pasar el rato, empezamos a hablar, primero de temas intrascendentes... y el bus no aparecía.
Luego entramos en una conversación más íntima... y el bus no aparecía.
Finalmente logramos un mágico momento de intimidad pese a lo congestionado del lugar y me atreví a pedir su mano... y el bus no aparecía
Ella me dijo que si, y el bus no aparecía. Finalmente apareció y la que entró a la estación como mi novia se subió al Transmilenio como mi prometida.
Dos meses después ella me acompañó al altar y hoy en día tenemos un futuro por delante que incluye un pequeño traviesos, al que de común acuerdo bautizamos T... Tomás. ¿Qué pensaban?
Si las empresas que manejan y despachan los buses los hubieran mandado más seguidos, yo nunca hubiera tenido suficiente tiempo para hacer realidad mi historia de amor.
Mi amigo -y mi propia experiencia- me dicen que las cosas han cambiado, aunque a veces se siente una que otra demora. Supongo que finalmente primó el criterio de muchas personas que tienen afán y prefieren menos tiempo para el romance, y más buses en las vías del sistema.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Contrabandista de papas fritas


Les voy a contar por qué me volví contrabandista. Dos mujeres fueron las culpables. Una es la que invité a cine. A la que le dio hambre. Compré un ¨combo¨ de 10 mil pesos. Dos gaseosas de las más pequeñas y dos baldes de crispetas (también de los más pequeños). ¡10 mil pesos!

(Precios de 2008, por cierto)

Como el presupuesto trascendió mis cuentas y no tenía tarjeta me tocó llevarla a pie hasta la casa. Como 15 cuadras. Solo por eso no me volvió a hablar. Tan susceptible.

Terminado mi fallido paso por la pantalla grande me puse a echar números. Un paquete de crispetas crudas cuesta $1000 pesos. un paquete para microondas por ahí 3.000. Con el primero salen como 50 baldesitos de los ¨baratos¨. Con el segundo por lo menos tres. Una gaseosa de dos litros y medio cuesta 3 mil pesos. Con esa se llenan cinco vasos de los pequeños del cine.

Conclusión, era caro comprar la comida en el teatro. Así que la siguiente vez fui preparado. Llevaba un paquetico con dos gaseosas enlatadas, par paquete de combinados y par chocolatinas. A mi lado, una mujer joven bonita, sensual y...

Furiosa, así se puso cuando el vigilante del teatro dijo que no podíamos entrar la comida, que estaba prohibido. Bueno, el furioso al principio era yo. Pero ella puso primero cara de “no sea tacaño”, luego de “no sea bruto” y después de ¨que oso¨. Y no sé por qué después de que la llevé a casa no me volvió a hablar. ¿Sería porque no vimos la pelicula?

Así que por ellas me volví contrabandista de comida. Mis ¨caletas¨ son bolsillos grandes, fondos de cartera o paquetes. He diseñado varios recursos para pasar mi ¨matute¨. Envuelvo las chocolatinas en inofensivos pañuelos. Empaco las bebidas en frascos de alcohol o escondo el maní en el monedero. Encaleto las papas fritas en el paquete de un almacén de zapatos, los besitos en una bolsa de ropa, las galleticas dulces entre una caja de herramientas. Todo para poder conjugar el verbo comer con el adverbio barato o normal en una sala de cine.

Claro que solo. No sé por qué, las mujeres ya no quieren ir conmigo.

lunes, 3 de noviembre de 2008

De cajas y cajeros

Las cajas son para guardar cosas, para empacar y para amargarle el día a la gente, cuando están ubicadas en el banco. El banco es ese sitio donde guardan plata, dicen que prestan plata y hay una serie de cubículos llamados cajas.
Si les creemos a los comerciales de televisión, dentro de esas cajas hay unas señoritas sonrientes y unos tipos con pinta de modelos dispuestos a alegrarle el día a la gente
En la realidad, las cajas son unos sitios donde generalmente no hay gente. Lo cual es un poco raro, porque la función primordial de una caja es recibir plata, aunque también entregar.
Reciben plata porque es allí donde se consigna y se paga el teléfono, el agua, las tarjetas de crédito, los celulares, la luz, los préstamos, las hipotecas, el gas, etc, etc, etc.
Ahora ¿a quién no le gusta recibir plata? Pues parece que a los dueños de los bancos. Porque cajas puede haber cuatro, ocho y hasta diez, pero cajeros... generalmente no pasan de la mitad.
En determinados días mucha gente paga todo lo que hay que pagar y entonces se forma una larga, aburrida, tediosa, eterna, extenuante, monótona e inacabable fila en la que se cumple la profecía de los avisos de orientación en los parques: usted está ahí.
Dicen los bancos que ahora se puede pagar por teléfono, por cajero y por Internet pero mucha gente no lo hace, usted y yo, por ejemplo.
Usted y yo hacemos fila. Queremos ver un sello en nuestros papeles que diga ese tipo ya pagó.
Usted y yo trabajamos, entonces nos volamos a la hora de almorzar o en lo que llaman jornadas adicionales a entregar plata y -hay que decirlo- a veces a recibir.
A usted y yo se nos embolata el almuerzo, se nos atrasa el reposo y se nos alborota la úlcera mientras vemos a dos o tres cajeros trabajando en un espacio dispuesto para seis, solo por dar un ejemplo. Y si es mediodía, quítele uno.
Entonces se da el síndrome de la caja vacía.
Ese que nos amarga el día.