Emilio tiene 45 años, es ingeniero con
maestría y candidato a doctorado. Desde pequeño se interesó por las ciencias
exactas, la matemática, y la investigación. Su experiencia profesional incluye
empresas privadas y públicas en Colombia y el extranjero. Hoy es un consultor
independiente altamente cotizado. Sin embargo, su currículum vitae no incluye la más notoria de sus habilidades,
ratificada casi a diario en múltiples escenarios. Nadie como él para tirarse
las fotos de grupo.
En tiempos donde cada reunión de dos o más
está condenada a su ración de selfie,
instagram, facebook y twitter, tipos
como Emilio posan varias veces al día para la posteridad en ambientes sociales,
académicos e industriales. Pero él es el tipo que, exactamente durante la
fracción de segundo en que se activa el disparador, está mal sentado, mal
parado, mal ubicado, distraído... o en alguna de las siguientes acciones.
- Cierra los ojos.
- Entrecierra los ojos cual borracho en grado
tres o superior.
- Mira para otro lado cuando la foto es posada.
- Mira la cámara cuando la foto es espontánea.
- Chatea en una reunión donde todos los demás
atienden juiciosamente.
- Tiene
ese botón suelto, esa cremallera desubicada, ese cuello medio torcido, esa
corbata mal anudada que contrasta con la elegancia de todos los demás.
- En casos extremos, no solo carece de
elegancia, sino que revela intimidades como el color de los pantaloncillos o la
reciente depilación de pecho.
- Pasa justo cuando están tomado una foto con
la que él no tiene nada que ver y de
alguna forma queda como centro de la misma.
- En escenarios donde todo el mundo debe
callar, aparece conversando animadamente.
- En grupos de trabajo donde todos deben
intervenir, se le ve callado y ausente.
- Las manos tienden a estar agarrando la
escasa cabellera que sobrevive en la parte de atrás, brillando la tremenda
frente que ha ido creciendo con los años o en zonas de esas que sirven para
sentarse, reproducirse y –como se ve en la foto- rascarse.
- No importa lo festivo o alegre del evento,
pone cara de bravo
- No importa lo solemne o triste de la ocasión
(incluye funerales), sale sonriendo o riendo.
- No importa nada, él siempre tuerce la boca,
(o la jeta, como gráficamente lo describen sus amigos).