Para Guillermo el Conquistador, ese era un día clave. Por fin, luego de miles de intentos desesperados, Mónica, la sexy y distraída recepcionista, habla accedido a salir con él. Eso sí, le habla puesto reglamento al asunto, de 7 a 9 de la mañana.
Lo exótico del horario se debe a que Mónica estudia de noche, y viaja a visitar a sus padres a San Antonio los fines de semana, por lo que su único tiempo libre es en la mañana. Bueno, Guillermo no se iba a dejar vencer por un pequeño detalle.
La cita iba a ser un lunes. Por eso, Guillermo se acostó temprano el domingo, con el fin de pasar una noche tranquila, y poder levantarse igualmente temprano al día siguiente. No quería correr riesgos. Así que muy a las ocho de la noche... a la cama.
Y fue así como Guillermo abrió los ojos, se levantó, vio que todavía estaba oscuro, se dio un buen baño, y luego empezó a vestirse. Saco recién planchado. Camisa nueva. Corbata de monitos. En fin. La ropa ideal para estar a... ¿las 2 de la mañana?
Hora. 2.25 a.m. Situación: Guillermo está vestido, perfumado, peinado y sin una pizca de sueño en su habitación.
Hora. 3 a.m. Guillermo ya organizó el escritorio, arregló el closet, cambió de sitio las porcelanas, se perfumó de nuevo, limpió el polvo de los muebles y sigue sin tener la más mínima sensación de sueño.
4 a.m. Guillermo está a punto de terminar el primer tomo de la Enciclopedia Juvenil Scout, se ha echado encima medio frasco de colonia para no perder el olor, y de sueño, nada.
5 a.m. Al llegar a esta hora, Guillermo, quien ya escuchó completa su colección de boleros, se siente tranquilo. Es la hora en que normalmente se levanta. Así que después de agregar unas gotas de colonia a sus cachetes, va a prepararse un buen desayuno. Café, pan, jugo de guayaba, cereal, leche y banano picado.
5.30 a.m. Guillermo se queda dormido encima del cereal.. La corbata se sumerge en el jugo.
7.00 a.m. De la casa de Guillermo sale un extraño personaje. Lleva un vestido arrugado, como si hubiera dormido con él puesto. Una camisa con manchas de banano, leche y café. Una corbata con monitos ahogados en jugo de guayaba y un pestilente olor a colonia barata.
7.00 a.m. Una tal Mónica despierta en su casa. Nuevamente tiene esa desagradable sensación de que algo se le olvidó. Vuelve a dormirse.