miércoles, 24 de julio de 2024

Pinta sobre ruedas

Claudia está cansada de la batalla diaria por un mínimo de comodidad en el transporte masivo. Juan Carlos posee carro propio. Pero sus posesiones también incluyen conciencia ambiental y pereza por los trancones. Y un día, ambos tuvieron la misma idea: sumarse al modo patineta para el transporte diario.

Este vehículo en su modelo 2024 es algo muy parecido a la versión tradicional. La novedad es que las de ahora llevan incorporado un motor eléctrico y la tecnología necesaria para moverse y frenar.

Cada uno compró algo adecuado a su presupuesto y necesidades. Posiblemente se cruzaron en algún momento durante la adquisición, pero eso no es importante. Tampoco la lectura concienzuda de los manuales de instrucciones, las prácticas en zonas seguras hasta dominar el manejo, el diseño de las rutas adecuadas y la programación de la primera salida.  Lo realmente clave fue cuando llegó el momento de tomar la decisión más trascendental de cualquier usuario de patineta (o de scooter, si se quiere sonar internacional).

Y... ¿cómo me visto? 

Porque no existe un protocolo, un instructivo, una costumbre generalmente aceptada o una imposición legal para el vestuario de los patineta-usuarios, patineteros, patinistas o patinconductores. Ante la ausencia de normativa, los debutantes optaron por buscar referencias en las calles. Y ahí sí. Ahí sí les fue peor ante la enorme y diversa cantidad de opciones, cada una con su respectivo pero…

Está el atuendo deportivo, con sudadera o pantaloneta, camiseta o buzo… pero ligeramente absurdo para una actividad cuyo único esfuerzo físico es un ligero movimiento de muñecas.

Está el atuendo de elementos de protección personal que incluye casco, rodilleros, coderas, chaquetón acolchado y reflectivos... pero que además de incómodo parece exagerado para un vehículo que no supera los 25 kilómetros por hora. Además, donde viven Claudia y Juan Carlos existen ciclorrutas para invadir.

Está el atuendo ejecutivo, con toda la elegancia que demanda el trabajo en oficina que ahorra el cambio de ropa... pero se ve un poco ridículo, y además expone la pinta diaria a imponderables como la lluvia, salpicadura desde charcos o efectos negativos del viento.

Está el atuendo casual... pero casualmente no suele ser el más adecuado para ir a trabajar, excepción hecha de los viernes en algunas organizaciones.

Está el atuendo alternativo con elementos como bufandas, falda ancha, kufiya palestina unisex, chaquetón amplio, bota campana y demás prendas con telas libres que flotan al viento... pero que también pueden enredarse y mandar al usuario de la patineta contra el piso.

La lista llega hasta lo que a mí se me dé la gana... pero que tal que haya algún problema…

Y un día, las vidas de Juan Carlos y de Claudia se cruzaron en un semáforo, cada uno en su respectiva patineta. Se miraron mutuamente y mientras seguían su camino en sentidos opuestos, coincidieron, aunque nunca lo sabrían, en el mismo pensamiento.

Buena idea vestirse así.