martes, 3 de mayo de 2016

Los oficios del 21


Este personaje deambula por las instalaciones de un centro comercial. Tiene una caja de embolar, se ve como embolador y hace lo que hacen los emboladores. Pero, como lo señala su chaleco, él no es un embolador. Es un “embellecedor oficial de calzado”. 

Este tipo es un visionario. No está  lejos ese futuro donde oficios y profesiones evolucionarán. Donde, por ejemplo, al tomar un bus quedaremos a cargo del “operador de maquinaria encaminada a movilizar usuarios de sistemas de transporte masivo”.

En cualquier restaurante –desde ejecutivo hasta alta cocina- para acceder a los servicios acudiremos al “facilitador de la relación entre artistas de la preparación de alimentos y potenciales consumidores”, a quien en otras épocas convocábamos como ¡mesero!

Claro, sabemos que nuestro principal proveedor de comida y otros seguirá siendo el tendero, perdón el  “asesor de soluciones de consumo inmediato para sus clientes en pequeños  negocios, especializados en  productos  básicos, ubicados en sectores residenciales”.

Si el aire de las llantas en motos o bicicletas desaparece,  no habrá  problema. Siempre podremos encontrar un "consultor técnico especializado en soluciones para fugas en aros tubulares de caucho rellenos de aire utilizados en sistemas personalizados  de transporte”. De esos que solían identificarse como montallantas o bicicleterías.

¿Se dañó la llave de la puerta? ¿Tiene que cambiar guardas? Busque un “especialista en dispositivos mecánicos y electrónicos de apertura, cierre y aseguramiento utilizados en los elementos arquitectónicos que permiten el paso entre dos espacios separados por algún tipo de cerramiento” que le colabore con esos trabajos de cerrajería.

Aunque estrenar prendas es muy bueno, a veces tocará reparar las que tenemos. Desde cambiar un botón hasta un forro, esa labor estará a cargo del “restaurador de piezas artesanales o industriales utilizadas para proteger a los seres  humanos de fenómenos naturales y con propósitos estéticos”, quien normalmente labora en una clínica de ropa.

También habrá que abrirle campo a la diversión. Parques, conciertos, espectáculos deportivos demandarán contacto previo con  el “proveedor de comprobantes de acceso para actividades destinadas al entretenimiento en espacios para públicos masivos”. Generalmente estará en la taquilla. 

Otra opción será ver películas en casa. Habrá formas legales y de las otras, como acudir al “distribuidor de copias no autorizadas de productos audiovisuales sin establecimiento comercial conocido” quien venderá los DVD de dudosa procedencia en la calle.

¿Tiene problemas de pareja? O está a punto de formalizar su unión matrimonial. Será buen momento para acudir a “intérpretes de instrumentos musicales con repertorios especializados  para presentaciones callejeras o domiciliarias contratadas a destajo” y darle una serenata a esa persona especial.


Eso sí, en caso de que sea un edificio o conjunto, asegúrese de contactar previamente a la “autoridad encargada de regular el acceso a inmuebles destinados a vivienda  multifamiliar, producción industrial, oficinas o almacenamiento” porque de lo contrario, ese vigilante no lo va a dejar entrar.