(Sinópsis. Un ex heredero millonario en decadencia pierde su carro y se ve en la obligación de coger bus, algo que jamás ha hecho. Tras una fase experimental detiene un vehículo de este tipo. El conductor lo "invita" a subir)
Julio Andrés Escallón Pombo decidió pasar a la fase dos de su periodo de prueba y ágilmente se trepó a la buseta. Con la educación que caracterizaba su comportamiento, solicitó cordialmente al conductor: “A la universidad, por favor”.
Este ya había arrancado - lo que casi hace caer a Escallón Pombo- pero al oír la solicitud del aristócrata frenó en seco, lo que, ahí sí, hizo caer a Escallón Pombo.
- ¡Qué que!, ladró el chofer
Recuperando su compostura, Julio reiteró: “A la universidad, por favor”.
La sucesión de doble &%$#$%&, y de tetra &%$#$%& pronunciados a continuación le hicieron entender a Julio que tal vez el señor conductor ya sabía cual era la ruta, así que pasó silenciosamente la registradora y se dirigió a buscar donde sentarse cuando la ya familiar voz del conductor ladró...
- ¡Oiga, pague el pasaje!
Una rápida asociación de palabras le permitió comprender... pasaje era el otro nombre con el que se denominaba el tiquete aéreo. Se trataba de una especie de contrato de transporte. Por supuesto. Sacó un billete de 20 mil y empezó a buscar un cajero o algo que se le pareciera. Mientras, la voz del conductor, entre frenadas y acelerones, amenizaba el ambiente. Escallón le alcanzó tímidamente el billete.
- “Esto es mucho jijue &%$#$%&. !Oiga, y es que no tiene sencillo!
- Claro, ¿cuanto vale?
Le sorprendió el poco costo del servicio, e intentó sacar su monedero, pero el movimiento constante del vehículo se lo impedía, así que solicitó al conductor...
- Disculpe, podría ir más lento para que pueda sacar mi plata.
La solicitud fue atendida de inmediato con otro frenazo que mandó de nuevo a Escallón Pombo a su ya viejo conocido amigo el suelo.
- &%$#$%&, usted me cogió de &%$#$%&, o que.
Escallón seguía sin entender, le alcanzó unas monedas al conductor y se movilizó a una silla cercana. Allí se ubicó cerca a una ventanilla y fue cuando se dio cuenta que ni los edificios, ni las calles, ni nada de lo que en el veía en el camino se le parecía a la ruta que utilizaba diariamente para llegar al centro de estudios.
Temeroso de originar otro concierto de adjetivos, decidió consultar a una anciana, en apariencia amable, que se había sentado a su lado.
- ¿Disculpe señora, usted sabe en que momento pasamos por la universidad?
- Eso es para el centro joven....
- Aaaa.
- Tiene que bajarse y coger buseta al otro lado de la avenida.
Aprovechándose de la generosidad de su interlocutora, le pidió instrucciones para bajarse. Esta lo miró extrañada, pero le explicó que debía pedirle al conductor que se detuviera.
Escallón Pombo hizo acopio de su valor familiar y se acercó al energúmeno que llevaba el volante. Con suavidad pero firmeza le solicitó. “Sería tan amable de detenerse aquí”....
Eso hizo el conductor. Literalmente paró ahí. Ahí era la mitad de una avenida, Se sintieron las frenazos detrás de la buseta. Algo le dijo a Julio que lo más prudente era bajarse, y tan pronto como pudo lo hizo. A lo lejos le pareció escuchar la ya familiar sucesión de &%$#$%&.
Cruzó la avenida atendiendo las instrucciones de su compañera de silla, y se dispuso a tomar otro transporte, Sin embargo, recordando la experiencia previa, decidió tener suelto disponible. Miró su monedero. No alcanzaba. Entonces fue a la billetera a sacar el billete de veinte mil con el que había iniciado la travesía, su único capital disponible para la semana.
No estaba.
El chofer de la buseta nunca se lo había devuelto
Ahí fue cuando Julio Andrés Escallón Pombo, cuarto en la línea de sucesión de una estirpe de poderosos industriales aprendió realmente lo que era montar en buseta cuando dijo:
- Eso es mucho &%$#$%&.