martes, 15 de noviembre de 2016

Ofrécese analista oficios varios

El tipo era lo que llaman una voz autorizada. Por su experiencia, su conocimiento y sus antecedentes. Pero de autoridad pasó a hazmerreír. Quienes lo admiraban lo miran feo y le aplican ese tratamiento destinado al pariente enfermo, al mendigo y al perro cojeante. El “pobrecito” en el mejor de los  casos.

Al tipo, de hecho, le tocó reinventarse, como dicen ahora. Y no es solo desarrollar competencias en otro oficio, sino asimilar conceptos nuevos. La humildad, por ejemplo. Aceptar los fracasos. Perder. 3 a 0, para ser precisos. 

Comenzó con los ingleses, beneficiarios directos de la Unión Europea.  Un país de gente inteligente que no iba a comerle cuento a un grupo de populistas. Por  ejemplo a los que dijeron que había que salirse la Unión Europea porque… Bueno, nunca se supo exactamente por qué, pero era algo así como que todo lo malo que le estaba pasando a los británicos era por culpa de este tratado que los integraba con el resto del continente.

Luego vinieron los colombianos, donde el susodicho jugaba de local. Esta era más fácil todavía. Se trataba de poner en la balanza la posibilidad de acabar con medio siglo de guerra interna frente a una sucesión de afirmaciones que podía dividirse entre las que no tenían nada que ver, las que surgían de intereses personales y las que, aunque válidas, eran demasiado complejas para que influenciaran al hombre común.

Y por supuesto, el gringo con cara de mal genio, una especie de comadreja en el cabello y su inacabable sucesión de bestialidades verbales. Ese que carecía de cualquier opción como político. Nadie iba a votar por semejante payaso quien, además, cada vez que hablaba se indisponía con grupos específicos e influyentes de su país.

En los tres casos el tipo no desaprovechó momento para dar a conocer sus opiniones. Concluyentes. 

1.- No había oportunidad de que los compatriotas de Shakespeare y los Beatles le dieran la espalda a Europa. 

2.-  Ninguna nación en el mundo iba a desperdiciar la alternativa histórica de poner fin a un conflicto interno que la había desangrado durante años. La mayoría acudiría a ratificar ese acuerdo, bendecido por la comunidad internacional. 

3.- Solo era cuestión de tiempo para que el payaso gringo se ahogara en su propio discurso. Aunque lograra un par de victorias, la derrota era parte de su esencia.

Adicionalmente, contaba con el respaldo de los oráculos del siglo XXI: las encuestas. No solo era lo que él pensaba, era la opinión de la gente, medida científicamente. 

Sabemos lo que pasó. El brexit ganó y a los ingleses les toca salirse de la Unión Europea. En Colombia ganó el no y estamos en la fase de maromas a ver qué se puede hacer. El payaso gringo tendrá un trabajo nuevo a partir del otro año: presidente de los Estados Unidos.

Dice la teoría que las posiciones políticas de la gente maduran hasta generar manifestaciones como marchas callejeras, las cuales obligan al poder a convocar elecciones. Pues bien, aquí sí se han dado las marchas, pero después de las elecciones. Claro que el tipo ya no se preocupa por detalles como ese. Él revisó su currículo y empezó a promocionarse con el siguiente texto: “Pongo a su consideración mi capacidad profesional y laboral para desempeñar cualquier actividad que considere conveniente. Favor no tener en cuenta mi experiencia reciente y formación”. 

Versión corta: “Ofrécese analista político para oficios varios”.