martes, 2 de febrero de 2016

Mensajero de una gravidez no anunciada


Todo comenzó con una diligencia que parecía rutinaria. El jefe de personal, Puyana, recibió una llamada de contabilidad, donde le informaron que la prueba de embarazo de Patricia, la nueva recepcionista, había salido positiva. Patty, - una simpática morena de 20 años - ya estaba a punto de cumplir sus dos meses de prueba.

El jefe de personal reflexionó un rato, analizó que el superior inmediato de la empleada le había dado buenas referencias, y consideró un mal menor que ella hubiera omitido información acerca de su estado al ingresar al empleo.

Además la empresa atravesaba por un buen momento, y se podían dar el lujo de ser generosos, así que optó por conservar a Patricia en su puesto, aunque decidió hacerle un pequeño llamado de atención.

Después de almuerzo, llamó a la recepcionista a su oficina: - Señorita González, la llamo para decirle que estamos muy contentos con su trabajo, pero hay una omisión que esperamos no se repita - .

Con un tono que parecía sincero, Patty respondió: - ¿A que se refiere?  Una ligera preocupación alcanzó a pasar por la mente del administrador cuando respondió: - Pues a su estado, señorita".

Y la ligera preocupación pasó a ser pánico incipiente cuando, en un tono absolutamente inocente, Patty preguntó: - ¿Cual estado?

En ese momento, el Puyana comenzó a considerar seriamente la posibilidad uno, o sea que ella no sabía, o sea que él... !Estaba a  punto de decirle a una niña soltera de 20 años que estaba embarazada!

El gerente empezó a pasar saliva y con un último hálito de esperanza repreguntó: ¿Pero está segura de que no sabe de que estoy hablando?.

- No señor.

Quiso haberlo dicho de cien formas diferentes. Obviamente, escogió la peor. - ¿No sabía que estaba, Emba...ra.. za...da? (los puntos suspensivos corresponden a los intentos desesperados de frenarse del jefe cuando descubrió que “iba a metió” la pata).

Ella respondió con una risita nerviosa, mientras un tono blanco que le causaría envidia a la más pura botella de leche subía por sus mejillas... ¿Qué? En ese momento, el gerente sintió deseos de que se abriera un enorme hueco en la tierra y se lo alcanzara. Y para rematar, lo único que se le ocurrió decir fue:   ¿No lo sabía?

Los ojos llenos de miedo que se dirigieron directamente a los suyos hablaron sin necesidad de palabras. Bueno, las palabras vinieron después, entremezcladas con sollozos. Eran algo así como: “buu... decir mi mamá... snif... desgraciado ese... buuu.. .echar de aquí... verdad que no me van a echar de aquí. Verdad, ¡Por favor!" dijo Patty mientras literalmente se subía al escritorio y se colgaba de las solapas de Aristides

Este, abrumado, no sabía que responder, Y justo en ese momento, entró... la gerente. - ¿Que pasa?, preguntó extrañada.

- Está embarazada -,  respondió el jefe, quien tardó menos de medio segundo en caer en cuenta de que debía agregar algo así como "pero no es mío” (aunque no en esos términos, por supuesto)

Demasiado tarde. La gerente estaba desmayada.