Se sienten incómodos. No saben exactamente que deben hacer. Ignoran las rutinas pero forman parte de ellas. Quisieran pasar desapercibidos, pero son el centro de atención Los meten a la brava en conversaciones ajenas con el cuento de la integración. Un señora muy bien intencionada les sirve un tinto cargado y sin azúcar, justo como ellos lo detestan. Son las 24 horas más largas de su vida. Son el primer día de trabajo.
A diferencia del primíparo universitario, el primíparo trabajador ni siquiera tiene el consuelo de tener compañía en su desgracia. El está sólo, apoyado únicamente por su valor y ese carnet en el que quedó como mandril sin desayunar. Y así, debe enfrentar situaciones como las siguientes.
- El eficiente celador que insiste en no dejarlo entrar hasta que autorice el gerente, quien llega a las dos de la tarde.
- La secretaria de personal que lo recibe con una lista de 10 documentos, 7 fotocopias autenticadas y ocho formularios que debe llenar para poder firmar contrato.
- El encargado de almacén que le entrega un overol dos tallas más grande bajo la promesa de que "el lunes me llega uno de su tamaño".
- El simpático jefe que muy amablemente le hace seguir a la oficina y no lo deja mover de ella, justo antes de que le entre una llamada del abogado de su ex esposa (la del jefe) interesada en embargarle el 70 por ciento del sueldo.
- El mensajero avivato que cinco minutos después de conocer al nuevo compañero, le pide prestados cinco mil pesos
- La compañera del cubículo del lado que a la media hora de conocerlo, quiera saber hasta su más íntimos secretos
- El neurótico que le hace mala cara cuando entra, mal cara cuando cuelga el saco, mala cara cuando se lo presentan y mala cara, mala cara, mala cara...
- El simpático compañero vegetariano que para darle la bienvenida lo lleva a almorzar berenjena con salsa de soya.
- El gerente general que llega a conocer al nuevo empleado, justo cuando este salió a sacarle copia a la llave del baño.
- El contratista abusivo que ocupa el teléfono una hora.
- El señor desconocido que llega justo cuando el primíparo está solo en la oficina, lo mira de arriba a abajo y le pregunta algo que obviamente el primíparo ignora. ¿Quien era ese desconocido cansón? Obvio, el presidente de la empresa.