Hace muchos años, trabajar era ponerse al servicio de una organización durante un larguísimo periodo, a veces hasta la jubilación. Hoy el mundo ha cambiado y trabajar consiste en ponerse al servicio de una o varias empresas por una suma infinita de periodos cortos. Es el trabajo chino, a veces chi, a veces no. Cuando chi es que tenemos contrato, Cuando no, estamos en un receso entre contratos. Esos recesos pueden ser cortos, justos o eternos. Y dan para muchas cosas. Por ejemplo, para inventarse un test que nos ayuda a medir que tan largo fue –¿es?– nuestro actual periodo entre contratos.
1. ¿Le puso condón al celular para tenerlo disponible incluso en la ducha?
Sí
No
2. ¿Tiene cronometrado el tiempo que demora desde su casa hasta el lugar donde debe firmar su contrato?
Sí
No
3. En sus desplazamientos diarios a cualquier parte, ¿se mantiene en un margen de seguridad con relación a la pregunta anterior?
Sí
No
4. Aunque tiene salud de hierro, ¿le preocupa la vigencia de sus últimos exámenes médicos?
Sí
No
5. ¿Hace mala cara cuando alguien ocupa el teléfono fijo de la casa por más de cinco minutos?
Sí
No
6. ¿Revisa su correo electrónico cada 10 minutos?
Sí
No
7. ¿Antes de cualquier gasto, por mínimo que sea, verifica si es aplazable?
Sí
No
8. ¿Se arrepiente de coger bus si puede caminar esas 20 cuadras?
Sí
No
9. ¿En la casa anda en sudadera, pero tiene lista una pinta elegante para atender convocatorias?
Sí
No
10. ¿Si se aleja más de dos cuadras de su casa va bien vestido y perfumado por si recibe alguna llamada con intenciones laborales?
Sí
No
11. ¿Los fines de semana modifica sus rutas para pasar por la casa del tipo de personal, con la intención de ser visto solo para que no lo olviden?
Sí
No
12. ¿Tiene hojas de vida en papel de colores y carpeta plastificada, en CD, en la memoria USB, y colgada en Internet?
Sí
No
13. ¿Ha ajustado su presupuesto por lo menos ocho veces en los últimos 30 días?
Sí
No
14. ¿Ya tiene claro qué puede empeñar en caso de necesidad?
Sí
No
15. ¿Tomó discretamente medidas para reinstalarse en la casa de su mamá?
Sí
No
16. ¿Lamenta –no importa cuál haya sido- la forma en que invirtió la liquidación del último contrato?
Sí
No
17. ¿A medida que pasan los días aumenta su interés en todo lo que sean promociones?
Sí
No
18. ¿Está comenzando a arrepentirse de la vez que le hizo conejo a la cuota del regalo del jefe?
Sí
No
19. ¿Le preocupa algo que hizo o dejó de hacer, en la última fiesta de fin de año de la empresa en la que estuvo?
Sí
No
20. ¿Ha ido mucho a cine, a teatro y a otros espectáculos, pero solo ha entrado en aquellos que son gratuitos?
Sí
No
21. ¿Quedan solo aquellas tareas que implican algún tipo de inversión en la lista de pendientes para cuando tenga tiempo?
Sí
No
22. ¿Nota en su hogar que lo quieren mucho, pero no tan seguido?
Sí
No
23. ¿Empieza a notar detalles invisibles como grietas casi imperceptibles en el techo, rutas de hormigas por rincones de la cocina o manchas debajo de la mesa del comedor?
Sí
No
24. ¿Ha visto más de una película repetida desde el vencimiento del último contrato?
Sí
No
25. ¿Al fin se aprendió el nombre del vigilante?
Sí
No
26. ¿Comienza a sentirse atraído por el círculo de vagos o de conversadoras del barrio?
Sí
No
27. ¿Siente que el resto de la familia lo está cogiendo de mandadero?
Sí
No
28. ¿No le molesta ser el mandadero del resto de la familia?
Sí
No
29. ¿El chiste de “se desayuna y queda desprogamado” ya no le parece tan chistoso?
Sí
No
30. ¿Fantasea con unas vacaciones de verdad?
Sí
No
31. ¿Tiene lavada, planchada y lista la ropa de trabajo?
Sí
No
32. ¿Al principio le pareció muy divertido este test, pero al final no tanto?
Sí
No
Resultados
De 0 a 5 positivas. Lo increíble es haya llegado hasta acá. Produzca compañero, que para eso tiene un contrato vigente.
De 6 a 15. Todavía está en el margen de seguridad. Es decir que si bien se ubica en el intermedio entre el contrato que ya pasó y el contrato que llega, aún vive esos días exactos para descansar, ahorrar, y hasta hacer un viajecto. Pero no se confíe.
De 16 a 25. Aunque ya pasó el tiempo que le habían anunciado todavía no entra a la fase de novia fea o novio sin plata. Así que siga viviendo una vida normal. Esso sí, con creciente austeridad, y, sobre todo, mucha disponibilidad.
26 o más. En vez de estar contestando pendejadas revise su correo electrónico y su buzón de mensajes. ¿Qué tal que lo hayan llamado?