jueves, 23 de febrero de 2017

Contáctelo …si puede

Ese personaje tiene múltiples opciones de contacto. Domicilio, lugar de trabajo, correo electrónico, teléfono fijo, teléfono celular, redes sociales. Así que conversar con él parece una actividad sencilla de esas que no demanda más tiempo del estrictamente necesario.

Falso.

Comencemos porque es un tipo ocupado, de esos que desaparecen de su casa antes de que salga el Sol y regresan cerca de la medianoche. No lo ven sus parientes cercanos, menos podrá verlo usted. Queda el lugar de trabajo, fortaleza inexpugnable con acceso restringido mediante tecnología de vanguardia (huella y tarjeta magnética); o sistema tradicional de vigilante bravo y recepcionista de aquí sin cita no pasa nadie. Y usted, claro, no tiene cita.

Tranquilo. Hoy en día las múltiples alternativas tecnológicas facilitan comunicarse con cualquiera, no importa lo lejos o aislado que esté.

Otra mentira.

Explico. La gente contestaba el teléfono fijo. Pero como ahora tiene celular, ya no. En el mejor de los casos tienen un contestador automático que nunca revisan. Porque para eso es el celular. Ese que tampoco contestan porque para eso son los mensajes de texto, esos que tampoco miran porque para eso es el whats app. Pero antes de profundizar en esta revolucionaria herramienta de incomunicación, veamos otras opciones.

La posibilidad de enterarse quien llama al celular permite al receptor abstenerse de recibir  (léase contestar) a menos que el que quiera ser recibido sea de entera confianza. El correo electrónico ya no se consulta porque para eso es el whats app. Las redes sociales apenas justifican un paso fugaz, donde solo se mira el video curioso, el meme, la foto del conocido y las solicitudes de contacto que se rechazan o aceptan en automático. Y los mensajes. ¿Cuáles mensajes?

Entonces todos los caminos conducen a whats app. Ese mundo perfecto en el que todos tienen acceso a todos en la palma de la mano, y donde dos chulitos son la afirmación incuestionable de que el destinatario lo miró.

¿Y?

Lo miró no significa que lo leyó, no significa que le importó, no significa que lo entendió y, lo más importante, no significa que lo contestará. Así que por ahí, tampoco.

Pero tranquilo. Todavía queda una opción. Demanda paciencia y algo de investigación. Todos tienen que estar en alguna parte en algún momento. Y usted puede estar ahí en ese momento. Cuando vea al personaje, grite. Lo más duro que pueda. El sujeto por lo menos volteará. Y tal vez le haga algún caso. Ojos y oídos, la última esperanza del incomunicado.