miércoles, 20 de septiembre de 2023

Ficha tocada, ficha movida


Esta amilcarada en particular se encargará de indagar en línea sobre la pertinencia de algunas expresiones populares y su proyección universal… Si todavía me queda algún lector después de ese ladrillo que acabo de escribir, toca decir la verdad. Tenía un tema que parecía buenísimo pero, como la realidad opina distinto, me tocó armar el sancocho que va a continuación y —pésima idea— dármelas de serio.

Iba a empezar con una norma del ajedrez familiar y de amigos que se resumía en cuatro palabras lapidarias: “ficha tocada, ficha movida”. De ahí en adelante me iba a referir a otras frases igualmente célebres que acompañaron la infancia, la adolescencia y la juventud, como “por mí y por todos”, “lo soplo” (en el parqués) y no sigo con la lista porque un pequeño detalle se tiró el tema.

“Si el jugador a quien le toca mover toca sobre el tablero, con la intención de mover o capturar una o más piezas propias, debe mover la primera pieza tocada que se pueda mover”; Reglamento de Ajedrez de la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez). No era un invento familiar, no era una decisión arbitraria del grupo de amigos, sino una norma debidamente establecida, codificada y aplicada por autoridad competente. Cuando se descubren esas cosas, todo el sistema de creencias empieza a tambalear.

Ya entrado en gastos, opté por darle una oportunidad a “Por mí y por todos”, la frase más temida en el juego de escondidas. Con esta me fue mejor: solo aparece en internet como el nombre de un disco grabado a finales del siglo pasado con música de los años 80 por un grupo que desapareció a principios del siglo XXI; y como parte de algunas referencias bíblicas.

En cambio soplar, en vez de limitarse a la técnica de modelamiento del vidrio, la expulsión de aire a través de la boca o la entrega ilícita de información al compañero de aula durante una prueba académica, sí es una jugada establecida para el parqués. Aunque, cabe aclarar, al estilo colombiano.

A estas alturas se me ocurrió pegarme de aquello del estilo colombiano para salvar la patria, Y me acordé de cuando aprendimos que si algo de comida se caía al suelo, podíamos contar hasta cinco antes de recogerlo y llevarlo a la boca sin riesgo. Nuevamente la web se encargó de desmentir esta creencia. Pero ese no fue problema, ni la gran cantidad de alimentos poco higiénicos que hemos consumido en diversas épocas de la vida. El problema es que han sido universidades y centros de estudio gringos y europeos quienes han liderado las investigaciones para desmentir este mito universal. La regla (falsa) de los cinco segundos no es patrimonio nacional..., sino de la humanidad

A punto de archivar el tema en el apartado de esto no va para ninguna parte, me jugué el as. Colombia es un país cafetero.  El grano fue la base de nuestra economía muchos años. Tomarse un tinto (así lo llamamos) es costumbre para comenzar el día en ciudad y campo, recargar energías en el trabajo o acompañar una conversación. Pero ni aún así podemos atribuirnos el remedio casero de utilizar café para frenar hemorragias. Porque si así fuera, ni el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, ni la universidad de Valencia, España, habrían dedicado sendas investigaciones y artículos para advertir sobre lo equivocado y riesgoso de este remedio casero que, por cierto, también cuenta con defensores en México y Perú.

Entre indagaciones y reflexiones descubro que llego al final de un texto que arrancó con un tema inadecuado el cual, sin embargo, me negué a soltar pese a tener todo en contra.

Fue como en el ajedrez: ficha tocada, ficha movida.