martes, 10 de febrero de 2009

Escallón Pombo cogiendo bus (1)

Un día, a Julio Andrés Escallón Pombo, su papi le dijo, como quien no quiere la cosa, que sería bueno que sacara menos el carro. Como el joven heredero no le dio importancia, la segunda vez no fue una cordial sugerencia, sino una solicitud en tono de orden. Realmente no hubo tercera vez. Simplemente, un día Julio Andrés le entregó el vehículo al chofer de la casa para que lo llevara a lavar y jamás se lo devolvieron.
Al no tener carro, Julio optó por pedirle al chofer que lo llevara a la universidad a diario y lo recogiera más tarde. El problema fue cuando descubrió que no tenían chofer. Era otra misteriosa desaparición del personal al servicio de la familia Escallón Pombo, que cada día incluía menos gente.
La alternativa, entonces, era movilizarse en taxi. Inteligente pero despistado, solo en ese momento Julio cayó en cuenta de que su asignación mensual venía reduciéndose desde tiempo atrás. De hecho, lo que papi le daba semanalmente apenas alcanzaba para...
Para taxi no alcanzaba. Por primera vez en su vida, Julio tuvo que considerar la posibilidad de utilizar transporte público. Buses, busetas, colectivos. Él sabía que eso existía, pero no tenía ni idea sobre como utilizarlo.
El espíritu de los Escallón siempre fue de luchadores. Por algo hicieron empresa arrancando de nada, así que Julio superó sus naturales temores ante lo desconocido y decidió lanzarse a la lucha.
Él había visto que en una avenida cercana a su casa pasaban buses y busetas. Así que salió a ella. Se sintió triunfante al comprobar que evidentemente existía un abundante tráfico de vehículos de servicio público. Pero ¿cómo lograr que pararan?
Afortunadamente, su formación profesional incluía un importante componente de pedagogía, así que conocía las teorías sobre aprendizaje a través de la observación. De manera que seleccionó como sujeto experimental a un grupo de individuos situados a pocos metros bajo una estructura metálica.
Pronto descubrió una interesante constante de causa - efecto. Al acercarse un vehículo A el sujeto B levantaba su brazo. El vehículo A se detenía. El sujeto B se subía. Observó un rato más y luego decidió asumir el mismo el papel del sujeto B.
Levantó un brazo. El bus paró. Se estuvo frente a Julio durante un rato y luego arrancó. Regocijado, Escallón Pombo repitió el experimento con una buseta. Idéntico resultado. Cuando realizó la tercera prueba, un elemento inesperado surgió del interior del vehículo que estaba parado frente a él.
Una voz masculina, evidentemente alterada preguntó con un grito popular.
- ¡Oiga &%$#$%&, se va subir o que!
(Continuará la proxima semana)