miércoles, 3 de julio de 2024

Música animada en blanco y negro


Nota de la Redacción 

Esta Amilcarada viene con videos. Muchos videos. Pero no se enrede. Léala completa, disfrútela y si después quiere ver lo que leyó conéctese, haciendo clic acá ,a la playlist que creamos en Youtube. Algunos de los videos están a color y en inglés o japonés,  pero en la época evocada los veíamos en blanco y negro y todos tenían su versión en español.

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Una anécdota rápida que, supongo, nos pasa a todos (y si no, el loco soy yo). Tenemos canciones grabadas en lugares recónditos del cerebro. Periódicamente, algún estímulo las trae y activamos el archivo musical que llevamos en la pensadora. En ocasiones apenas recordamos (o creemos recordar) notas sueltas y parte de la letra. De lo que no tenemos idea es...  ¿dónde escuchamos eso por primera vez?

Pasó con la introducción musical de El hombre de acero. Ojo, no es Supermán. Tampoco es Ironman. Este man era un robot gigante manejado por un niño mediante un control remoto con joystick, antes de que existieran los joystick. Como buena serie japonesa, al traducirla en cada país le ponían un nombre distinto. El asunto es que un día, navegando por Youtube me encontré la presentación del programa. 

Retomo el comentario que hice en el video respectivo, 15 años atrás: “Se los juro, hace por lo menos 40 años que oí esta música por última vez, pero se me había quedado en el subconsciente. Hasta hoy me acuerdo de qué era. Esto sí que es un viaje al pasado”.

Hablando de tiempos pretéritos, la semana pasada hablamos de la parte técnica que antecedía a Mr Magoo. Pero el viejo cegatón no estaba solo en los dibujos animados de los años 60. El país del sol naciente nos envió unos cuantos animes, aunque nadie sabía que se llamaban así. Recuerdo otro. El Agente S-5, cuya arma letal era un mazo de cartas (en serio). Su banda sonora alquiló cuarto permanente en mi cerebro con ese tema que comenzaba;  “Todos los criminales / contra él luchan / pues todos quieren su total destrucción” y terminaba “…por la justicia, siempre lucha/ el agente S 5”.

Cualquier contemporáneo que haya leído el párrafo anterior le puso música a las últimas líneas. En ese revoltijo mental que se cocina en la cabeza del personal a medida que pasan los años, podemos olvidar personajes, tramas y aventuras de los telehéroes de la infancia. Pero como las canciones iniciales  siempre eran la mismas, esas sí quedaron en el disco duro. Aquí continúa un recorrido rápido,  desordenado y caótico  por intros de los programas animados que marcaron la infancia de este sujeto. 

Sigamos con los superhéroes de la época. Había un Super Ratón. Era como Supermán, pero en ratón. Vivía en la Luna (no es que fuera despistado, es que su residencia quedaba en el satélite), se enfrentaba a villanos que normalmente pertenecían al gremio de los gatos y tuvo historieta propia.

Otro personaje era el Cabazorro. De este no encontramos música pero clasifica porque su arma era una guitarra. Tenía una particularidad lingüística. En su doblaje al español hablaba como gringo. Lo mismo su identidad secreta: Tiroloco McGraw. ¿Cómo sonaba en inglés? Ni idea.

Si estamos en  recuerdos musicales, ni modo de ignorar a un niño sin poderes pero con tremenda banda sonora y muchas aventuras: Jonny Quest. Ni a una primera versión animada de Hércules (nada que ver con lo que hizo Disney años después) de la que evocamos al tenor inspirado que le ponía música al asunto.

Para terminar, los clásicos que incluso hoy en día todavía andan por ahí. Las nuevas generaciones los identifican como Looney Tunes. Nosotros los relacionábamos con dos canciones: la intro del Show de Bugs Bunny en dueto con el pato Lucas.  Y la que personalmente es mi favorita: el ave más rápida del universo: El Correcaminos y ese eterno perdedor al que todos terminamos cogiéndole cariño por física solidaridad: el Coyote. Por cierto, la serie tenía tanto introducción  como despedida musical . 

Supongo que a medida que avanzaban en la lectura, cada uno fue ampliando la lista con sus propios recuerdos. Los invito a incluirlos en los comentarios. Y para terminar, acudo de nuevo a Super Ratón. No es música, pero sí una recomendación bastante saludable con la que siempre cerraba el programa.