martes, 28 de junio de 2016

Había que verlas


En mi vida existen tres problemas. Uno, no tengo tema para la columna de esta semana. Dos, no he escrito nada sobre el milenio pasado. Tres, no he visto a los Trinity en ninguna de las antologías del cine del siglo XX.

Los Trinity -para nuevas generaciones- eran un “caribonito” llamado Terence Hill quien junto con Bud Spencer, un barbudo gordo y grande, protagonizaban comedias en las que les daban tremendas “muendas” a los malos.

 Sus filmes se incluían en la categoría social de los niños y adolescentes. Si uno no los veía, corría riesgos graves como quedar por fuera de las conversaciones, no entender los chistes, o parecer demasiado inteligente. Había que verlos, o fingir que se habían visto.

Con ese criterio, lanzó aquí una lista de las películas HQV (había que verlas) del siglo pasado. Y lo acepto: los argumentos son ridículos, las tramas superficiales, la técnica pobre y muchos de ellas se olvidaban a la semana. Pero en su momento.. había que verlas.

La niña de la mochila azul: Dramonón mexicano con un final maníaco - depresivo. Música de fondo ranchera cantada por Pedro Fernández antes de cambiar de voz.

Porkys: Sucesión inacabable de chistes verdes made in USA. El argumento giraba alrededor de un burdel cerrado a menores, y unos cuantos menores haciendo esfuerzos por entrar a él. Despedida de soltero: Para efectos de historia oficial, se salva por que ahí actuó Tom Hanks (el del Código da Vinci, para los más jóvenes. Para efectos de comentarios callejeros, se salva por una escena en la que se utilizan condones en vez de globos con fines decorativos.

Cupido motorizado: Un Volkswagen mutante con vida propia, que se dedicaba a solucionarle los problemas sentimentales a sus ocasionales propietarios y pasajeros. Fueron como cinco partes. (Y hace relativamente poco hicieron una con Lindsay Lohan que programan día por medio en algún canal de cable).

Las de Louis de Funes: Un viejito calvo francés que se parecía a alguien conocido. A un prefecto de disciplina, a un tío, a un amigo de la casa. Se metía en líos, hacía caras y tal vez la más popular de sus películas fue “Las aventuras de Rabbi Jacob”, o algo así.

Carta de amor: Unas cartas de amor escritas por una joven enamorada de un adolescente torpe para que este conquistara a la mona sexy de la que estaba enamorado que era hija de un policía que termina enredado con la mama del tipo torpe... Bueno, viéndola en cine sí se entendía y era divertido.