La cosa no tiene lógica. Eso piensa Pedro. Quincena tras
quincena la historia se repite. La plata, sencillamente, nunca es suficiente. Y
no es que el tipo esté mal de ingresos. Todo lo contrario. Su nivel salarial
está por encima de la media de su profesión. Y es soltero. Y vive en el hotel
mamá.
Como si esto fuera poco, no actúa irracionalmente a la hora
de gastar. Se documenta. Acepta consejos. Utiliza los medios disponibles en
busca de alternativas. Siempre está pendiente para aprovechar las opciones. No
se ahoga en medio del sistema, sino que navega en las oportunidades que este le ofrece.
No deja pasar temporada sin hacer algunas inversiones.
Cuando los grandes almacenes y centros comerciales cumplen años –todos por una
época parecida, lo cual simplifica las cosas– se documenta de las rebajas a
través de documentos clave para el consumidor inteligente: los folletos
promocionales. Aprovecha y compra lo que necesita. Y lo que no necesita pero
algún día necesitará. Hay que aprovechar. Ese es su lema.
A veces le da la impresión de que ciertos negocios cumplen
años dos o tres veces al año, pero no importa. Allá ellos si quieren brindarle
más oportunidades. Tiene, además, un radar incorporado para cuando transita por
cualquier calle. Se activa automáticamente ante avisos –generalmente visuales,
aunque también los hay auditivos y audiovisuales– de promoción, oportunidad,
rebaja, descuento, dos por uno, liquidación y similares.
Pedro no se complica con detalles menores como cuando los
letreros que anuncian las oportunidades de solo por hoy parecen curiosamente
viejos, o cuando la etiqueta de precios no parece haber sido cambiada en
tiempos recientes. Tampoco pierde tiempo valioso cotizando el mismo producto o
servicio en otro lugar. Si dice
promoción, hay que aprovechar. Aquí y ahora.
Su descubrimiento más reciente es un viernes negro que dura
como un mes por estos lares y tiene versiones equivalentes distribuidas a lo
largo del año. Con la ventaja de que no hay que ir a ninguna parte, sino que
uno simplemente se conecta a Internet y compra. Y compra. Y compra. Y ahorra.
Es que es tan fácil economizar. Por ejemplo cuando esos
chicos y chicas bien intencionados
llaman por teléfono y plantean esas maravillosas oportunidades de productos o servicios a precio especial. Pedro no solo los escucha, sino que casi
siempre se acoge a las opciones. No importa si no corresponden a sus
necesidades, las oportunidades solo se presentan una vez en la vida.
Quien no utiliza las opciones, no sabe de lo que se está
perdiendo. Más con inventos maravillosos que eliminan los riesgos del efectivo,
como la tarjeta débito o crédito. O mejor, las tarjetas de crédito, porque
tanto bancos como algunas cadenas comerciales han sido generosas con Pedro para
dotarlo de dinero plástico, lo que incrementa significativamente sus opciones
de administrar inteligentemente su platica.
Hoy es quincena y la historia se repite. El salario se esfuma rápidamente. Pedro no entiende. El no desaprovecha ninguna oportunidad para ahorrar mientras adquiere eso que necesitó, necesita o algún día necesitará. Entonces… ¿por qué será que no le alcanza la plata?
Hoy es quincena y la historia se repite. El salario se esfuma rápidamente. Pedro no entiende. El no desaprovecha ninguna oportunidad para ahorrar mientras adquiere eso que necesitó, necesita o algún día necesitará. Entonces… ¿por qué será que no le alcanza la plata?