jueves, 26 de enero de 2017

Es que la plata no alcanza

La cosa no tiene lógica. Eso piensa Pedro. Quincena tras quincena la historia se repite. La plata, sencillamente, nunca es suficiente. Y no es que el tipo esté mal de ingresos. Todo lo contrario. Su nivel salarial está por encima de la media de su profesión. Y es soltero. Y vive en el hotel mamá.

Como si esto fuera poco, no actúa irracionalmente a la hora de gastar. Se documenta. Acepta consejos. Utiliza los medios disponibles en busca de alternativas. Siempre está pendiente para aprovechar las opciones. No se ahoga en medio del sistema, sino que navega en las oportunidades que este le ofrece.

No deja pasar temporada sin hacer algunas inversiones. Cuando los grandes almacenes y centros comerciales cumplen años –todos por una época parecida, lo cual simplifica las cosas– se documenta de las rebajas a través de documentos clave para el consumidor inteligente: los folletos promocionales. Aprovecha y compra lo que necesita. Y lo que no necesita pero algún día necesitará. Hay que aprovechar. Ese es su lema.

A veces le da la impresión de que ciertos negocios cumplen años dos o tres veces al año, pero no importa. Allá ellos si quieren brindarle más oportunidades. Tiene, además, un radar incorporado para cuando transita por cualquier calle. Se activa automáticamente ante avisos –generalmente visuales, aunque también los hay auditivos y audiovisuales–­ de promoción, oportunidad, rebaja, descuento, dos por uno, liquidación y similares.

Pedro no se complica con detalles menores como cuando los letreros que anuncian las oportunidades de solo por hoy parecen curiosamente viejos, o cuando la etiqueta de precios no parece haber sido cambiada en tiempos recientes. Tampoco pierde tiempo valioso cotizando el mismo producto o servicio en otro lugar.  Si dice promoción, hay que aprovechar. Aquí y ahora.

Su descubrimiento más reciente es un viernes negro que dura como un mes por estos lares y tiene versiones equivalentes distribuidas a lo largo del año.  Con la ventaja de  que no hay que ir a ninguna parte, sino que uno simplemente se conecta a Internet y compra. Y compra. Y compra. Y ahorra.

Es que es tan fácil economizar. Por ejemplo cuando esos chicos y chicas bien  intencionados llaman por teléfono y plantean esas maravillosas oportunidades de  productos o servicios a precio especial.  Pedro no solo los escucha, sino que casi siempre se acoge a las opciones. No importa si no corresponden a sus necesidades, las oportunidades solo se presentan una vez en la vida.

Quien no utiliza las opciones, no sabe de lo que se está perdiendo. Más con inventos maravillosos que eliminan los riesgos del efectivo, como la tarjeta débito o crédito. O mejor, las tarjetas de crédito, porque tanto bancos como algunas cadenas comerciales han sido generosas con Pedro para dotarlo de dinero plástico, lo que incrementa significativamente sus opciones de administrar inteligentemente su platica.

Hoy es quincena y la historia se repite. El salario se esfuma rápidamente. Pedro no entiende. El no desaprovecha ninguna oportunidad para ahorrar mientras adquiere eso que necesitó, necesita o algún día necesitará. Entonces… ¿por qué será que no le alcanza la plata?