miércoles, 20 de marzo de 2024

Talentos oportunos

Los Pérez tienen absolutamente claro que eso de ser familia es como los tres mosqueteros: uno para todos y todos para uno. Cualquier intención individual de algún consanguíneo o afín cuenta con el apoyo incondicional del clan, mediante tareas específicas derivadas de las competencias individuales de cada uno.

Cuando se trata de proteger relaciones sociales o contactos clave hay una asignación infaltable. Controlar al primo F. Ese F. que no tiene vicios conocidos,  no es escandaloso, atiende adecuadamente sus responsabilidades, es trabajador y cumplido. Pero cuando hay personal, digamos, relevante, alguien debe asegurarse de mantenerlo en el lugar adecuado. Y el lugar adecuado es lejos de los invitados clave.

Se lo han dicho en todos los tonos posibles pero él lo sigue haciendo. Se lo explican, él asiente educadamente, humhunea, pone cara de por supuesto, y a la siguiente oportunidad vuelve y juega. Cuando conoce a alguien siente una irracional curiosidad por su profesión u oficio. Ese no es el problema. El problema es que pregunta y pregunta y pregunta… y pregunta.

Así que tuvo sentado una hora al novio (hoy exnovio) de S. Perez explicándole (a F. ) detalles del mantenimiento de refinerías. Arrinconó al técnico de duchas eléctricas con tantas dudas que el tipo dejó la casa sin haber podido hacer la reparación. Puso en serio peligro la condición laboral de M. Pérez el día que interrumpió una sesión de trabajo en casa para cuestionar insistentemente al socio sobre diseño industrial. Espantó a la altamente recomendada aspirante a enfermera de la abuela con sus interminables preguntas sobre técnicas de cuidado, resucitación, higiene, alimentación y terapia.

El hombre, además, llega porque llega justo cuando hay una víctima propicia para sus interrogatorios. Hace tiempo dejó de importarle si lo invitaban o no. De manera que la estrategia familiar es disponer siempre de un pariente para, en caso necesario, quitarlo de en medio.

Volviendo a S. Pérez, además de novios espantados tiene un futuro promisorio en la rama del conocimiento donde ha desarrollado su actividad académica y profesional. De hecho es finalista para una de las mejores becas de formación disponible. Se trata de tres años en el centro de investigación más calificado del mundo, con todos los gastos pagados. Hasta ahora ha cumplido exitosamente todos los requisitos. Como la fundación que financia el beneficio se toma muy en serio su proceso de selección, incluye una visita a los aspirantes en su propia residencia, programada para ese martes en la tarde.

Coincidió con una inaplazable actividad laboral presencial, por suerte en horas de la mañana. Las dificultades vinieron del entorno. S. Perez inició su retorno a casa con tiempo suficiente, incluso previendo trancones. Pero no previó el aguacero gigante, el descomunal accidente de tránsito en la mitad de la avenida y los vehículos atrapados sin poder avanzar o retroceder. Y para rematar, el teléfono se descargó. 

La cita era a las dos y pasaban las 5.30 cuando finalmente llegó a su destino, resignada ante la oportunidad que, estaba segura, había perdido por no atender puntualmente a los evaluadores.  Pero al ingresar encontró a un grupo de extranjeros en lo que parecía una interesantísima conversación. 

Ellos se identificaron como los evaluadores y expresaron su disposición para iniciar la entrevista. Pero antes pidieron unos minutos para atender inquietudes finales del único contertulio conocido. El primo F. quien había pasado por un encargo familiar y vio al grupo de desconocidos sin atención mientras la familia de S. intentaba contactarla.

F. se presentó, tomó asiento, miró al que estaba más cerca y soltó la primera pregunta: ¿Y usted qué hace?