jueves, 28 de abril de 2016

Adiós hermano paraguas


Adiós hermano paraguas. Al fin nos has dejado para siempre. Ya no permanecerás olvidado en casa durante los días de lluvia, ni nos acompañarás, con el maletín, el abrigo, el impermeable, las hojas sueltas y las muestras gratis en las largas caminatas bajo el sol inclemente.

Se acabaron esas búsquedas en buses, oficinas, salas de cine, museos, restaurantes y cafeterías donde en más de una ocasión quisiste iniciar vida independiente, y me abandonaste de momento, pero siempre esperaste paciente que te recogiera de nuevo.

Terminaron esas maravillosas sesiones de lucha libre en plena calle, cuando yo deseaba abrirte y tu te oponías de manera contumaz v agresiva, aunque, no lo puedo negar, recursiva.
           
Entonces torcías tus alambres, enredabas tu mecanismo o te abrías improvisando formas nuevas con trozos de tela colgante, los cuales, aunque innegablemente creativos, eran absolutamente inútiles para protegerse de la lluvia.

Porque, ¿recuerdas? eso siempre lo hacías cuando había lluvia de por medio. Y también es mérito elogiar tu personalidad, pues pese a la gran cantidad de insultos e imprecaciones (algunos de ellos no publicables) que lanzaba en tu contra, no te amilanabas, seguías enredado tercamente hasta que la lluvia amainaba.
           
Entonces era cuando, con una increíble docilidad reasumías tu posición oficial..

Claro que tus habilidades para el combate no se limitaban al anterior aspecto. También, cuando eras utilizado por la pequeña Yineth, te convertías en el terror de ojos ajenos. Era entonces cuando tus salientes atacaban sin compasión las caras de desprevenidos transeúntes.

Pero ya llegó tu hora final. La tela ya no da para más remiendos, los alambres, viejos y oxidados, no resisten un refuerzo más. El mango está descascarado hasta tal punto que ya la abuela no puede usarlo para amenazar a los nietos que se portan mal.

Así que serás reemplazado por un joven de esos made in Taiwan. Y descansarás en paz en la caneca de la basura. Hermano paraguas, solo resta desearte que asumas la cobertura de la eternidad.