Hoy es fácil. Cuando no hay más que hacer basta con
conectarse a Internet y empezar a quemar tiempo navegando en el ciberespacio. Pero no siempre se puede. Las conexiones fallan. No todo el mundo dispone
del respectivo aparato disponible las 24 horas. Como nada es gratis en la
vida, a
veces el problema es carencia de datos u otras carencias. Carencia de plata para
comprar más datos o carencia de medios para hacer efectiva la transacción.
Cuando estas y
circunstancias similares se presentan, hombres y mujeres se reencuentran con
una antigua maldición de la especie. Quedan desprogramados. En 1994 (sí, me estoy autoplagiando) escribí
un texto sugiriendo algunas alternativas para aprovechar, o por lo menos
sobrevivir, a esta incómoda abundancia de tiempo libre.
Teniendo en cuenta la fecha me parece una lectura
pertinente. Tiene un valor agregado, se
trata de (a partir de este momento retomó con algunos ajustes el texto
mencionado) actividades que ya han sido realizadas, en determinados momentos, por
alguna persona interesada en innovar sus ratos de ocio.
- Preferiblemente para calentanos. Jugar un partido de
microfútbol a las 9 de la noche y rematar con una sesión de piscina, de 10 a
12.
- Contar los escalones de ascenso al monumento del Pantano
de Vargas.
- Arrancar una hoja, machacarla y oler cada una de las
especies del Jardín Botánico (aplica
para parques de barrio).
- Contar las piedras de la Calle de las Trampas de Honda.
- Definir cuantas aspiradas consumen un cigarrillo.
- Observar durante horas una fila de hormigas a orillas de
Pozo Azul en San Gil.
- Contar las culebras muertas en la carretera Marginal de la
Selva, o en la troncal del Magdalena Medio.
- Tratar de determinar, al gusto, los minerales existentes
en una piscina de aguas termales.
- Contar las papas del sancocho.
- Calcular la cantidad de parcelas que se divisan desde un
punto determinado en la campiña boyacense.
- Identificar - sin mirar la placa - todos los santos de una
iglesia estilo catedral.
- Determinar la profundidad de un río arrojando una piedra
desde el puente.
- Establecer empíricamente cuantas calles en subida y
cuantas en bajada tiene Manizales.
- Definir cuantos cruces de carretera se llaman La Ye en
diversos puntos de Colombia.
- Contar los monolitos en San Agustín.
- Definir cuantas y cuales variantes tiene la bandeja paisa
en los restaurantes de Colombia.
- Contabilizar el tiempo que demora una cerveza en bajar la
espuma.
- Buscar relaciones matemáticas en los números telefónicos.
- Barrer detrás de la nevera.
- Cotizar ese producto o servicio con el que siempre hemos
soñado pero al que no tendremos acceso a menos que haya un incremento
significativo en nuestro nivel de ingreso.
- Leer la traducción del punto anterior. Ver cuanto vale eso
que queremos, pero no podemos tener
por falta de plata.
- Buscar algo que hacer en este texto.