martes, 8 de marzo de 2016

La ciencia según Martínez


En tiempos en los que la juventud permitía los excesos, Martínez esbozó la primera de sus teorías. Como el hombre se pasó de tragos en más de una ocasión,  muchas veces terminó “arrojando violentamente por la boca lo contenido en el estómago”.

Para precisión de los lectores el acto descrito corresponde al verbo vomitar. Sin entrar en descripciones detallada del resultado, hay que mencionar una constante. Pequeños trozos  de zanahoria  aparecían en el producto de la desagradable acción. Como en muchas ocasiones Martínez no recordaba haber consumido el susodicho vegetal horas, días, semanas o meses antes de la  juerga alcohólica respectiva, la presencia de la raíz comestible le agregaba un toque de misterio al asunto.

Pero este caballero solucionó el enigma con una hipótesis radical. Si el vómito siempre contiene  zanahoria es porque tenemos un cultivo de zanahoria en el estómago. Así nació la “Martinología”, disciplina científica que mediante afirmaciones tan concluyentes como especulativas descifra los fenómenos inexplicables de la vida cotidiana. A continuación, algunas de sus premisas.

1.- Los duendes existen y se manifiestan escondiendo las llaves de la casa o el carro cuando tenemos afán por salir hacia alguna parte.

2.- Los seres humanos poseemos un magnetismo que atrae de manera inexorable justo a las personas que no queremos ver.

3.- Dejar el paraguas en la  casa genera lluvias. Sacarlo atrae el sol.

4.- Los teléfonos celulares tienen un circuito integrado que  agota la batería los días en que esperamos una comunicación urgente o tenemos que hacer una llamada ídem.

5.- Los  almacenes cuentan entre su personal con un equipo de funcionarios cuyo trabajo consiste en: 1.- Establecer nuestras necesidades. 2.- Asegurarse de que el día que vayamos a hacer una compra haya un solo producto en existencia y 3-. Traer un cliente que adquirirá ese único producto justo antes que nosotros.

6.- Los documentos pueden, por lo menos una vez durante su existencia, moverse por sí mismos. Y utilizan esta facultad para deslizarse por fuera del maletín el día que debemos presentarlos para cerrar un negocio.

7.- Los ingenieros a  cargo de las redes internas de los bancos y otras  instituciones donde se hacen diligencias manejan un programa que detecta cuando visitamos sus instalaciones o nos conectamos a su red de servicios en línea, con el fin de que justo en ese momento se caiga el sistema.

8.- Cada vez que llueve  con suficiente fuerza, el conductor de una camioneta se parquea a dos cuadras de un sitio por el que usualmente pasamos. Tiene un cómplice que le avisa cuando  nos dirigimos al punto en mención para que se ponga en movimiento y pase a toda velocidad sobre un charco para salpicarnos.

9.- El día en que nacimos, se abrió un expediente que se distribuiría  en todas las instituciones educativas por las que pasamos con el fin de asegurarse que habría algún conocimiento específico que  nunca recibiríamos adecuadamente. La copia final de ese expediente se le entregará al encargado de escoger el personal de la empresa que nos ofrecerá  el mejor empleo de nuestra vida, con el fin de que incluyan el  conocimiento mencionado dentro de los criterios de selección.

10.- Los despachadores de las rutas de buses reciben un memorando en el cual se detallan las rutas que nosotros vamos a utilizar, con el fin de reducir su frecuencia al mínimo posible.

11.- Algunos amigos, el psicólogo, los compañeros de oficina, los profesores y la pareja de Martínez se reúnen periódicamente para decidir cuál le dirá, y en qué tono, que sus teorías son un poco paranoicas.