martes, 14 de julio de 2015

Diatriba en cuatro patas contra el amo que no saca a su perro


Guau, guau, guau ((Traductor activado)) Estoy acá, en la calle, con 9 colegas y el tipo este que acabo de conocer. Nunca nos llama por el nombre que nos pusieron. Se mueve cuando quiere que nos movamos, y jala las correas si su objetivo es que nos detengamos. A veces nos sentimos un poco apretados. Fue mucho mejor aquella vez que salimos apenas 3, pero eso solo duró una semana. Claro, nada es comparable a cuando voy yo solo con el amo, pero eso pasa cada vez menos ¿o ya no pasa?

Al principio no era así. Cuando era cachorro, el amo y sobre todo sus hijos andaban pendientes de mí. Como todos éramos niños pasábamos el tiempo jugando. A medida que fui creciendo era menos juego, aunque sí salíamos a pasear todos los días.

Los niños al principio me sacaban por la tarde cuando volvían del colegio, pero lo que era diario pasó a ser cada dos días, luego dos veces por semana, luego una vez. Me acuerdo que cuando estaba en el almacén de mascotas la mamá les preguntó “Pero ustedes lo cuidan, lo bañan, lo sacan a pasear?” Y ellos gritaron “¡Siiiii!!!”.

La verdad las últimas veces que me sacaron sentí que no me estaban prestando mucha atención. Qué día casi nos atropellan por andar hablando (ellos) por celular. Entonces empezamos a salir por la noche con el amo o la ama. No juntos, sino por turnos. A la semana empecé a percibirlos cansados, como si prefirieran  hacer otra cosa.

Y un día llegaron los tipos.  Me ha tocado con varios. El de la bicicleta. El que se iba para un parque, nos amarraba al árbol y se ponía a fumar cosas raras. El que nos pegaba, El que se armó un lío con las correas que casi se mata, el que nos hablaba, la chica…

Cuando vuelvo a casa, veo que los amos no le pagan a otra persona para que vea su televisión. Que al carro le prestan atención constante y solo lo usan ellos. Que siempre disponen de tiempo para sacar a pasear las bicicletas.

Claro que el irracional soy yo, pero no entiendo.  Para qué tienen un perro, si no lo van a sacar a pasear. Esa es una de las razones de mi existencia. Moverme, correr, caminar, y de ñapa ayudarlos a ellos a que se muevan, corran, caminen.

Que día oí unas personas discutiendo sobre los paseadores de perros, que quien los regulaba, que algunos eran irresponsables, que debía intervenir la autoridad. Pero no oí a ninguno preguntar por personas como mis amos, que son buenos, me dan de comer, no me tratan mal, pero no salen conmigo. O como otros que –cuentan mis colegas- nunca lo hicieron y desde que eran cachorros se los entregaron a los tipos. Digo, si no tienen tiempo para eso, para qué nos compran.

Los paseadores son unos pelados a los que, supongo, les pagan el mínimo. Algunos quieren a los animales, otros no. Algunos recibieron capacitación, otros no. Y ahí podríamos seguir dividiendo el gremio entre buenos y malos. Pero todos, sin excepción, existen por un acto de irresponsabilidad de alguien que realizó una acción sin medir consecuencias,  y trata de lavar sus culpas pagándole a otro para que asuma lo que es su obligación. El que compra un perro, debe sacarlo a pasear.

(Traductor desactivado) Guau, guau. Guauu.