Muchos no lo recuerdan. En
cambio, muchas tienen malos recuerdos de él. En los rankings
particulares de citas desastre, Guillermo el Conquistador siempre está
escalafonado en los primeros lugares. Nadie como él para hacer eso que
convierte en calamidad el más prometedor de los escenarios. Pero el hombre, no
se rinde.
Ante la inacabable sucesión de
catástrofes amorosas, Guillermo cambió de estrategia y se virtualizó. Ahora
busca pareja por Internet. Todo va viento en popa. Nadie lo ha plantado, nadie
lo ha abandonado a mitad de la cita, nadie ha malinterpretado algún comentario
inocente y, hay que decirlo, nadie lo ha visto en vivo y en directo.
El mundo real puede aplazarse. Pero
tal vez con Natalia –nombre real, verificado en otras fuentes- ya era hora. Con
Naty –@Natylamuybella– la comunicación fluyó. Por todos los canales disponibles. Sitio
de contactos, red social, correo electrónico, mensajería instantánea y, como
una cosa lleva a otra, al fin acordaron el encuentro personal.
Quedaron de verse en un centro
comercial, a dos cuadras del restaurante. Allí apareció. Las fotos no
mentían. Rostro maduro con rasgos de niña. Silueta agradable… y una expresión
alegre a la distancia apenas reconoció a Guillermo. Se acercaron. Era realidad.
Ya no estaban intermediados por ninguna tecnología. Al fin iban a estar juntos.
Había llegado el tiempo de conversar, de compartir, de interactuar y –pensaba
Guillermo– tal vez de empezar a construir en pareja un futuro que…
Justo en ese momento, el teléfono
de ella sonó.
Con la destreza propia del
experto, abrió la cartera y sacó el dispositivo. Y comenzó la multitarea.
Contestó y pidió un momento. Besó a Guillermo en la mejilla y le hizo la señal
de espera con su mano libre. Retomó la llamada. Conversó algo. Interrumpió y le
preguntó a Guillermo para donde iban. Nuevamente a la llamada. Comenzó a
caminar. Guillermo la acompañaba. Guillermo la miraba. Ella hablaba –por
teléfono- y de vez en cuando miraba a Guillermo, sonreía y seguía hablando.
Siguió hablando hasta que
llegaron al restaurante. Allí tuvo una pausa –medible en segundos– antes de la
otra llamada. Y luego la otra. Y cuando no eran llamadas era el “dame un minuto
para contestar este mensaje”. Y el hombre la veía frente a él, tecleando. Hay
que ser justos. Conversación hubo, mucha, solo que Guillermo no sabía si estaba
hablando con él, con la jefe –de ella- con la amiga, con el tipo de relación
indefinible, con el señor con el que estaba negociando el carro o con todos al
tiempo.
Terminada la cena, el
Conquistador había entendido que la comunicación con Naty fluía, básicamente,
con el resto del universo. Y eso sí, hubo foto de la puerta del restaurante, de
la comida, del mesero y hasta de Guillermo publicada en tiempo real. Aunque no pudo
confirmarlo, al parecer se creo un grupo de discusión y en un momento dado el
postre amenazó con ser Trending Topic.
A estas alturas el hombre no sabe
estuvo en una cita, en un foro o en un reality.
Mucho menos después de ese
mensaje de Naty: “Que buen tiempo pasamos juntos :-) . Tenemos que volver a
hablar”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario