jueves, 13 de agosto de 2015

Vecinos


Somos amigos de la convivencia. Respetamos los derechos de los demás. Creemos firmemente en la necesidad de ser sociables...pero, tècnicamente, odiamos al vecino.

¿Intolerancia? No. Instinto de conservación. Es que hay vecinos que se parecen a Freddy Kruger. Son una pesadilla. He aquí algunos.

- El feliz poseedor de un poderoso equipo de sonido, (que hoy en día puede constar de un telefono y un altavoz del tamaño de una mano) fanático de la música carrilera, que escucha los domingos en la mañana a todo volumen "La banda del carro rojo" en versión de Los Tigres del Norte.

- El tipo de la casa del lado que tiene un pastor alemán que no le ladra a ladrones ni a policías, ignora olímpicamente cuando juegan un partido de fútbol y le pegan balonazos, y se pasa el día tirado perezosamente en la acera... pero siempre que nuestra hija regresa de la universidad se lanza a morderle la yugular.

- El entomólogo del apartamento 302 que llega los sábados en la noche a preguntar si no hemos visto la viuda negra que se escapó de su colección de arañas.

- La seductora vecina del apartaestudio que nos ignora cuando vamos solos, pero siempre nos sonríe coquetamente cuando estamos acompañados de nuestra esposa, con el consiguiente pellizco de reacción inmediata.

- El líder cívico que, sin nuestro consentimiento, nos nombró presidente del comité proparque que debe conseguir un millón de pesos en dos semanas.

- El dirigente político que llenó de afiches la pared común de los dos.

- El dueño de la microempresa alimenticia, que se levanta todos los días a las 4 de la mañana a fritar su producto en la más olorosa de las mantecas.

- La recién casada que se pasa las 24 horas del día visitando nuestro hogar, llorando porque se siente sola.

- El desempleado que aprovecha su desocupación para pintar la casa de enfrente de un maravilloso color zanahoria fosforescente.

- La pareja en problemas que discute acaloradamente todos los días a la 1 de la mañana.

- El pequeño transportador que nos parquea un bus en la puerta de la casa todos los días.

- El padre indolente de los ocho hermanos que se pasan el día haciendo daños por la calle, y que responde sonriente cuando le vamos a cobrar el vidrio roto: “Tan traviesos esos muchachos, ¿cierto?"


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