1.- Volvieron los barbudos. Grandes matas de pelo cuelgan de
las quijadas de un determinado grupo de caballeros. En tiempos pasados la barba
era como el cabello. Su corte y cuidado dependía de profesionales. Hasta que el
señor Gillete se inventó la cuchilla que convirtió la visita periódica a la
barbería en rito diario personalizado. Y los cabellos en la parte inferior de la cara
cogieron significado. Barba de intelectual, barba descuidada como indicador de
malos tiempos, barba intencionalmente descuidada como estrategia de seducción,
barba de malo, barba de submarinista.
Una nueva generación de barbudos ha retomado el vello facial. No hay que
buscarlos, están en todas partes. Como lo que sigue.
2.- El caminante se encontró con un puesto de empanadas en
plena calle. Mientras degustaba el producto, le dio por conversar con el microempresario
de turno. Así cayó en cuenta de su error. No estaba comprando empanadas en la
calle sino “Soluciones alimenticias que combinan comidas completas en empaques
consumibles cerrados distribuidas en puntos con circulación constante de
potenciales consumidores”. Y es que no era un rebusque, sino un emprendimiento.
3.- Hoy está de moda
hablar de los millenials. Personajes
que no pueden ejercer como médicos, vigilantes ni en cualquier actividad que
implique turnos u horarios. No lo digo yo sino perfiles (ejemplo) que aparecen
periódicamente en diferentes medios donde destacan de este combo su
creatividad, pero alejada de todo elemento formal. Es decir, algo así como yo
cambiaré al mundo, pero cuando a mí se me dé la gana. Entretanto, que el mundo
se aguante. Y que me mantenga. Lo que parece ser cierto es que este grupo sí
quiere hacer del mundo un sitio mejor.
Mejor para ellos.
4.- A propósito de emprendimientos, tienen sus
portavoces oficiales: el asesor empresarial y su lista de instrucciones; y el
experto en autoayuda con su seguidilla de frases obvias presentada como
fórmulas mágicas en libros, conferencias, entrevistas y todas las anteriores.
Tanto los unos como los otros parten de
un principio cuando menos discutible, que es que alguien que toda su vida laboral ha sido asalariado, ha
pensado como asalariado, ha actuado como asalariado y se ha ganado la vida como
asalariado, puede hacer la metamorfosis
a empresario con solo leer un libro, asistir a unas conferencias o anotarse
en una lista.
5 - Hablando de emprendimientos
y millenials, hablemos de call centers. No sé si son un emprendimiento. No sé si los que trabajan ahí clasifican como millenials, pero en cambio tengo claro que son una mezcla extraña entre intruso, mártir, inoportuno y,
generalmente, paisa, que se ganan la vida haciendo inoportunas llamadas a horas
igualmente inoportunas para intentar vender inoportunos e innecesarios
productos nunca solicitados.Y no sé como les pagan, pero si fuera por insulto recibido creo que más de uno sería millonario. Me caen mal, aunque los admiro y respeto. pero por favor, no me llamen.
6- También ofrecen modificaciones a determinados servicios.
Por ejemplo, cierto banco se comunica periódicamente con sus clientes
exhortándolos a ayudar al planeta renunciando a recibir sus extractos o cuentas
por correo y pasándose al formato
electrónico. Lo que no dicen es que esa renuncia se traducirá en una reducción
de sus gastos de distribución. También son bastante discretos en el tema de
cómo esa reducción beneficiará al cliente en concreto. Claro, puede que
realmente sea un acto desinteresado cuyo único objetivo sea apostarle al futuro
del medio ambiente.Al fin y al cabo... ¿desde cuando los bancos se preocupan solo por la plata?