— Todos le tenemos miedo al algo. Otra cosa es si estamos o no dispuestos a reconocer ese miedo.
— Supongo que sí. Pero ya que usted puso el tema, ponga el ejemplo.
— Vale...
(Silencio estratégico mientras todos miran al interpelado).
— Al agua.
— No venga con cuentos, yo lo he visto nadando sin problema en río, mar y piscina.
— No, no estoy hablando de ese tipo de agua. Y como que escogí mal el ejemplo, porque no es un miedo permanente, sino un susto. Esperen pienso otro.
— ¿Ahora nos va a dejar con la duda? Termine lo que empezó.
— Eso. ¿Hablamos del racionamiento? ¿De los efectos del cambio climático? ¿De las lluvias inesperadas? ¿De los gérmenes en agua sin hervir? ¿De las ollas de agua hirviendo?
(Segundo silencio estratégico. El interpelado sonríe).
— Creativo usted. Pero no es nada de eso. Es agua en bolsa.
— ¡Ja! Yo sabía que tenía alguna relación con el medio ambiente. Es por el plástico no biodegradable que amenaza el planeta, ¿cierto?
—Si me dejan seguir...
— Okey. Hágale.
— Son esas bolsas grandes, de cinco litros. Las que se inventaron, creo, para recargar los botellones. Ahora que lo pienso, es una estrategia medio ecológica porque aumenta la vida útil de los botellones plásticos.
—Bueno, y cual es el miedo, o el susto, o lo que sea.
— Un día estaba en la tienda cerca de mi casa cuando una mujer, que se le notaba el afán, entró a comprar una bolsa de esas.
(Ahora el silencio es de los que escuchan).
— Cogió la bolsa del estante, pago y salió corriendo. Se subió al carro y arrancaron.
— ¿Y eso lo asustó?
— Es que todavía no explicó los detalles clave.
(Silencio estratégico número 3. El auditorio está completamente conquistado).
—¡Bueno, cuente a ver!
La compradora tenía uniforme. En principio no lo ubiqué hasta que vi el carro en el que se estaba transportando. Era un camión de bomberos. De bomberos de esos que apagan incendios. El camión era de modelo reciente, con todos los juguetes. Escaleras, mangueras, válvulas, gavetas...
(El auditorio espera, sin hablar, algo más que redondee la historia)
— Supongo que también tenía sirenas, aunque no oí nada. Eso sí, estaba lleno de luces. Luces rojas, intermitentes, en la parte superior y en los lados. Y estaban encendidas.
Entonces la escena es la siguiente. Un camión de bomberos con luces de emergencia prendidas se detiene frente a la tienda. Una bombera baja con evidente afán y compra una bolsa de agua. Sale, se sube y el carro arranca a toda velocidad.
Eso asusta.