jueves, 9 de marzo de 2017

...Y subirán a los árboles

Algún estudio estadístico habla de un futuro en el cual a cada hombre le corresponderán siete mujeres. Frente a este dato, los optimistas se ven en una lujosa tienda en el desierto, acompañados de siete hermosas damas que mueven sus cuerpos perfectos al son de ritmos exóticos. Los pesimistas se ven trepados en un árbol, acosados por siete cazadoras sin desayunar

La experiencia actual de quienes tienen más de una mujer en su órbita personal favorece la visión del árbol sobre la del harén. Por ejemplo, está el amigo Julio. Aunque se trata de un cumplidor eximio del sexto mandamiento, su vida gira alrededor de cuatro mujeres.

Sí, cuatro. Su madre, doña Lida. Su esposa, Ligia. Su hija, Lida. Y su jefe, Marta.

Veamos lo que puede pasar cualquier viernes, cuando nuestro hombre llega a su casa después del trabajo, dispuesto a disfrutar de un merecido descanso de fin de semana.

Doña Lida, la madre, está en esa edad en la cual se sobrevalora la compañía de los nietos. Por eso, de vez en cuando, (ese sábado, por ejemplo) organiza unas onces e invita (notifica) a Julio para que este vaya con sus dos hijos. Y así lo plantea a su nuera.

Lida, la hija mayor, está en esa edad en la cual las amistades son la prioridad 10 y la familia es la prioridad menos 5, debajo del televisor. Por eso, inexplicablemente prefiere pasar la tarde de sábado caminando por el centro comercial y no en casa de la abuelita. Y así se lo plantea a mamá.

Marta, la jefe, está a punto de concretar un gran negocio. Y necesita a su mejor empleado. Pero hay que tenerlo todo listo el lunes a primera hora. Así que le pide a Julio que sacrifique el sábado por la tarde. Responsable como siempre, y desarmado ante la mezcla de autoridad e inocente coquetería de su superior, este acepta.

Ligia, la madre, esposa y nuera no desea cargar en su conciencia los gastos futuros de su hija en sicoanálisis, ni le interesa enfrentar la legendaria cantaleta de doña Lida. Así que responde a la rebeldía de su hija frente a la invitación sabatina con un “esperemos a su papá”.

Conclusión, Julio llega y descubre que tiene que dejar contento a todas las mujeres de su vida sin traumatizar a Lida, enfurecer a doña Lida, incumplirle a Marta o decepcionar a Ligia.

Ante una situación de esas, sólo le queda una alternativa.

Treparse al árbol más cercano.

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