lunes, 22 de diciembre de 2008

¿Qué tan goterero es usted?

(Publicado en la revista Voz a Voz de Comcel)
El mundo de los consumidores de licor (chicha, whisky e intermedias) se divide en dos grupos. Los que beben y los que beben y no pagan. Diciembre es el paraíso de estos últimos por cuenta del espíritu navideño, que convoca a una parte de los seres humanos a compartir, para beneficio de la otra parte: los gotereros. Si desea saber que tan dispuesto está usted a emborracharse por cuenta ajena, anótese un punto por cada respuesta afirmativa.

1.- ¿Conoce el aroma, sabor, cuerpo y textura de todos los licores inventados por el género humano, pero ignora el precio de cualquiera de ellos?
Sí.
No.
2.- ¿Sus citas en bares (sociales o de negocios) siempre coinciden con: uno: la hora feliz; dos: una billetera “olvidada” que no es la del otro.
Sí.
No.
3.-¿Dispone de evidencia científica (objetiva, sistemática y verificable) de que el viejo truco de ir al baño cuando llega la cuenta funciona?
Sí.
No.
4.- ¿Es capaz de detectar una degustación de licores una cuadra antes de entrar al almacén?
Sí.
No.
5.- ¿Tiene sueños eróticos con las modelos que promueven o regalan licores… pero sin modelos?
Sí.
No.
6.- ¿Es el primero que apoya la idea de una “vaca” para comprar traguito y el último en dar –cuando lo emboscan a la salida del baño– la cuota respectiva?
Sí.
No.
7.- ¿En una reunión social, la amistad que más le interesa cultivar es la del mesero de los whiskys (o los vodkas, o los vinos o los aguardientes…)?
Sí.
No.
8.- ¿Acepta participar en cualquier competencia de resistencia alcohólica financiada por otros?
Sí.
No.
9.- ¿Ha tenido muchísimos guayabos etílicos, pero ninguno con remordimientos económicos?
Sí.
No.
10.- ¿Cuándo entra a un bar, siente que sus conocidos se le están escondiendo?
Sí.
No.
11.- ¿Cuándo era empleado, se dejaba invitar del jefe porque él sí tenía plata?
Sí.
No.
12.- ¿Cuándo fue jefe, se dejaba invitar de los empleados porque lo consideraba un merecido homenaje a su estatus?
Sí.
No.
13.- ¿Desaparece cuando recogen la cuota, pero se materializa a la hora del vino por el cumpleaños del compañero de oficina?
Sí.
No.
14.- ¿Sabe exactamente cuáles son aquellos vecinos que abren botella cada vez que la Selección Colombia gana… o pierde?
Sí.
No.
15.- ¿Está vetado en por lo menos 27 tiendas por cuentas pendientes de pago?
Sí.
No.
16.- ¿No se pierde novena en Navidad, pero ni reza, ni come natilla con buñuelos, ni baila?
Sí.
No.
17.- ¿Sabe exactamente qué preguntas hacer en una exposición para que lo inviten a catar un vino?
Sí.
No.
18.- ¿Cuando invita a alguien a un (y es uno, de verdad) trago o una cerveza, nunca tiene billetes de denominación inferior a $50.000 disponibles?
Sí.
No.
19.- ¿Pronuncia esta frase por lo menos una vez al día: “Pague usted y después arreglamos?
Sí.
No.
20.- ¿Le dicen el paracaídas, por su habilidad de caer en reuniones después de que las botellas han sido destapadas y pagadas?
Sí.
No.
21.- ¿Cuándo le ofrecen chocolates de una caja, escoge instintivamente los que están rellenos de licor?
Sí.
No.
22.- ¿Aunque ignora la diferencia entre una escultura y un bollo ‘e yuca, no se pierde coctel de inauguración de exposición de arte?
Sí.
No.
23.- A propósito, ¿Lo único que lee son publicaciones y portales culturales para estar actualizado sobre lanzamientos de libros de acceso libre y coctel incorporado?
Sí.
No.
24.- ¿Estuvo en Alcohólicos Anónimos, pero su problema jamás influyó en las finanzas de la familia?
Sí.
No.
25.- ¿Se ofrece de voluntario para acompañar a cualquier recién llegado con plata a conocer la parte etílica de la ciudad?
Sí.
No.
26.- ¿Tiene su cédula inscrita para elecciones en algún pueblo lejano, donde los caciques locales se pelean a los electores a punta de trago gratis?
Sí.
No.
27.- ¿Es absolutamente sordo a cualquier insinuación relacionada con “esos” a los que ‘les gusta tomar, pero no les gusta pagar”?
Sí.
No.
28.- ¿Nunca ha visto una cuenta de cerca?
Sí.
No.

Resultados
De 0 a 5:
Se puede contar con usted a la hora de pagar. Tanto, que es el compañero perfecto para todas las categorías siguientes. A propósito… ¿cuándo vamos a tomarnos un trago?
De 6 a 10: Cuando llega la cuenta, usted no tiene problema. El problema es tenerlo disponible a la hora que llega la cuenta.
De 10 a 15: Cualquier indicio de trago gratis lo atrae como el queso a los ratones, la miel a las abejas, el presupuesto nacional a los políticos y el licor regalado a los gotereros.
De 15 a 20: Es un fabricante de oportunidades. Sabe exactamente cuándo, dónde y cómo ganarse una copita, una botellita, una cajita, una garrafita o un petaquito.
20 o más: El verbo pagar y el verbo tomar jamás han estado juntos durante su existencia. Sus amigos le huyen, sus parientes no lo invitan, sus compañeros lo excluyen de las “vacas” pero de alguna forma usted siempre llega, bebe, bebe, y vuelve a beber aunque su billetera permanece en las más absoluta virginidad.

Amor con fronteras

Lo que en años de juventud rechazamos, criticamos y hasta combatimos... entre el cuarto y el quinto piso empieza a tener sentido. Por ejemplo, las locas historias de amor (tipo telenovela, donde él es taxista y ella ejecutiva; o él hacendado y ella recolectora) comienzan a perder puntos frente a relaciones notoriamente estables, deliciosamente rutinarias y maravillosamente predecibles.
En estas materias la política recomendable se torna excluyente y antidemocrática. El matrimonio debe ser entre iguales o similares. La anterior premisa aplica para estrato social, educación, hábitos, costumbres e intereses.
¿Razones? Van a tener que recorrer juntos un largo camino (toda la vida, en casos extremos) así que es elemental que les irá mejor si arrancan del mismo partidor.
Es bien conocido el hecho de que casarse no es un acto entre dos personas, sino entre dos familias. Quien opta por decir sí ante cura, juez o notario, recibe, por el precio de un esposo o esposa, cuñados, cuñadas, suegros y suegras con su respectiva parentela.
Tener que soportárselos ya da puntos para la beatificación. Pero si a eso se le agrega que sus costumbres sean radicalmente diferentes, entonces la candidatura es a martir.
El habitual consumidor de marrano en sus formas más básicas (léase longaniza, lechona, y huesos los jueves) se ve arrastrado en fechas especiales a elegantes convites organizados por la suegra, donde el plato “fuerte” es algo impronunciable que ocupa un 10 por ciento de la superficie del plato y se ve como paisaje.
La joven acostumbrada a fines de semana en centros comerciales con sus amigas, se convierte en porrista sabatina del equipo de barrigones donde su marido siempre está chupando banca. Además, aunque las palabras ganar y partido nunca coinciden para estos deportistas, pasará las tardes “celebrando” con cerveza a pico de botella sentada en un bulto de papa, o en una canasta boca arriba.
La invisible incompatibilidad del noviazgo que se evidencia en el matrimonio no es solo social. Ella quiere terminar su maestría y seguir con su doctorado; él, con obtener un buen trabajo ya se declara satisfecho. Él considera la máxima prioridad incluir carro en el patrimonio familiar; ella no ve problema en seguir en la lista de usuarios de transporte público toda la vida. Él tiene una gigantesca videoteca de películas piratas; ella es una defensora a ultranza del concepto de propiedad intelectual. Él abre los ojos y se levanta antes del amanecer; ella conoce el concepto de amanecer porque lo ha leído en los libros. Ella pasaba vacaciones donde su tía en Madrid, con compras en el Corte Inglés; el tomó una vez un curso de inglés en Madrid, Cundinamarca. Él ama los animales y no le importa compartir apartamento con un rothweiler; ella mandó quitar Animal Planet de su sistema de cable.
Una vez es exótico. Dos es soportable. De tres en adelante es fuente inagotable de conflictos. Por eso, cuando finalmente se llega hasta el trámite legal de la separación de cuerpos, resuena en la mente de los separantes la frase premonitoria de papá o mama.
“Mijo (o mija), piénselo; esa niña (o ese señor) no le conviene”.
Malditas telenovelas.

lunes, 24 de noviembre de 2008

¿Qué tan tacaño es usted?

((Publicado en la revista Voz a Voz de Comcel))
Ser tacaño no es fácil. Es un trabajo de tiempo completo. Un arte. No se trata solo de decir que no a los gastos. Eso lo hace cualquiera. Se trata de hacerlo y sobrevivir. Implica conocer una serie de estrategias, lugares, negocios o métodos para lograr lo mismo que el resto de la humanidad, pero con la menor inversión posible. Es decir, lo que los pobres hacen por necesidad, el tacaño lo hace por convicción. Como en toda actividad, existen categorías. Las siguientes preguntas le ayudarán a ubicarse.

1.- Si llega un amigo de otra ciudad usted…
a. Le paga el hotel y lo invita todos los días a un restaurante distinto.
b.- Lo aloja en su casa y lo integra a las actividades familiares.
c.- Lo aloja en su casa y lo integra a las actividades familiares (incluyendo los gastos de la casa durante su estadía).
d-. Lo recoge en el hotel y lo lleva a diversos sitios turísticos de la ciudad. Usted guía, él paga.
d.- Lo atiende con una caminata dietética y a palo seco por los alrededores del hotel.

2.- Sus pautas en materia de ropa son…
a.- Un guardarropa de última moda que se actualiza semanalmente.
b.- Prendas que se renuevan anualmente, a partir de las necesidades y una que otra concesión a la vanidad.
c.- Prendas organizadas por grupos para cumplir funciones específicas (trabajo, estudio, recreación, vida social) que se renuevan al cumplir su ciclo vital.
d.- La herencia de todos los parientes y conocidos que están incluidos en los tres primeros grupos.
e.- Verbos como remontar, coser y remendar. Sustantivos como parche y remiendo. Actividades anacrónicas como voltear cuellos, angostar (o anchar corbatas). Consumo notorio de hilos y agujas y, en general otras técnicas de reciclaje aplicadas al sector de las confecciones.

3.- Cuando va a hacer compras escoge…
a.- El centro comercial de moda.
b.- La zona de la ciudad donde predominan los negocios especializados de lo que usted quiere comprar.
c.- El almacén más barato que encuentre luego de comparar todas las opciones posibles.
d.- La compañía de alguien que le preste el excedente o la totalidad.
e.- ¿Seguro que tenemos que comprar eso? ¿No hay forma de conseguirlo de segunda?

4.- Si necesita frutas y verduras…
a.- Las compra importadas de los Estados Unidos.
b.- Las compra en un mercado de cadena o en la tienda más cercana.
c.- Las compra en la plaza de mercado tras regatear cada centavo con la dueña del puesto.
d.- Las recoge entre sus familiares y amigos con el cuento de “necesito una” (una manzana aquí, una limón allá, una naranja por acá, un gajo de cebolla por allà).
e.- Las busca junto con los habitantes de la calle entre los desechos de las centrales mayoristas.

5.- Su medio favorito de transporte público es…
a.- Taxi pedido por teléfono y contratado por horas.
b.- Depende directamente de la necesidad y la disponibilidad de tiempo.
c.- Bus, buseta o micro del más barato.
d.- Carro de amigo.
e.- Cami Dodge (caminante en “dodge” patas).

6.- Cuando debe cortarse el cabello o peinarse usted…
a.- Acude a uno de esos salones donde dan whisky, toca pedir cita con dos meses de anticipación y al estilista hay que decirle maestro.
b.- Tiene un estilista de cabecera de acuerdo con su tiempo y presupuesto.
c.- Hace un estudio de mercadeo en todos los salones y peluquerías ubicados en 10 cuadras a la redonda, para seleccionar aquel que mejor cumpla los requisitos de costo-beneficios (o sea, el más barato sin efectos secundarios como trasquiladas).
d.- Va a una escuela de peluquería para que lo peinen o lo motilen gratis.
e.- Se arma de espejo, cepillo y tijera y hace autoservicio.

7.- La boda de su hijo o hija…
a.- Será en el club más elegante de la ciudad, con el menú más caro, la mejor orquesta y todos los juguetes.
b.- Será una reunión sencilla con pocos invitados a los cuales se les atenderá bien.
c.- Se realizará en el salón comunal por aquello del descuento por ser miembro de la junta; la música será el regalo del amigo músico; el video, el presente del amigo camarógrafo; la comida, el obsequio del amigo banquetero…
d.- No le importa, porque la familia de novio o novia de su hija o hijo será la que pague.
e.- No tendrá fiesta porque se casaron a escondidas, por sugerencia suya.

8.- Lava los trastos con….
a. Una colección de jabones líquidos importados divididos por categorías (uno para ollas, otro para loza, otro para sartenes, otro para cubiertos, etc.).
b.- Una crema lavaplatos de probada eficacia.
c.- El repuesto que más rinde, determinado tras una investigación exhaustiva que midió la interacción de variables como duración en días, cantidad de trastos lavados y reblandecimiento al contacto directo con el agua.
d.- Lo que pueda echarse al bolsillo cuando pasa por la cocina de los amigos.
e.- Una bolita con pedazos de jabón de todo tipo.

9.- Para el aseo del cuerpo usted utiliza…
a.- Jabones de diversas fragancias.
b.- Jabón de marca.
c.- Jabón barato.
d.- Lo que pueda echarse al bolsillo cuando pasa por el baño de los amigos.
e.- Una bolita con pedazos de jabón de todo tipo.

10.- Para el lavado de la ropa usted utiliza…
a.- Lavandería.
b.- Lavadora y lavandería para algunas prendas.
c.- Jabón azul en barra.
d.- Lo que pueda echarse al bolsillo cuando pasa por el lavadero de los amigos.
e.- Una bolita con pedazos de jabón de todo tipo.

11.- Su perro se alimenta de…
a.- Concentrado en calidades y porciones definidas por un dietista.
b.- Concentrado.
c.- Vísceras de pollo y res cocinadas en casa.
d.- Sobras.
e.- Ni idea. Usted lo deja salir y él verá como se consigue la comida

12.- Los vasos de su casa son…
a.- Cristal del más fino y varios juegos de acuerdo con el uso.
b.- Comprados de acuerdo con las necesidades.
c.- Una promoción.
d.- Todos diferentes, porque son el resultado del viejo truco de “me presta este vaso y se lo traigo mañana”.
e.- Empaques reciclados de café, mermelada y similares.

13.- Para consultar su correo electrónico usted…
a.- Utiliza su celular último modelo.
b.- Utiliza la conexión de su casa, esa que compró en un combo que incluye teléfono y televisión por suscripción.
c.- Va durante quince minutos exactos al café Internet que tiene hora feliz entre las 2 y las 4 de la tarde.
d.- Aprovecha cualquier computador prendido de un amigo o utiliza el de la oficina.
e.- Pregunta por enésima vez antes de consultar en el computador de un amigo ¿seguro que esto es gratis?

14.- Los muebles de su casa son…
a.- De marca y diseño exclusivo.
b.- Adecuados a su presupuesto.
c-. Regateados en un taller.
d.- Heredados.
e.- Escasos.

15.- Ante la palabra gratis usted
a.- Desconfía.
b.- Analiza.
c.- Pregunta.
d.- Aprovecha.
e.- Se abalanza.

16.- Usted estrena...
A.- A diario.
b.- Cuando lo necesita.
c.- Si se justifica.
d.- Si alguien se descuida.
e.- Al recibir un regalo.

17.- Usted lee esta revista…
a. Porque tiene un celular último modelo que cambia cada tres meses.
b.- Porque tiene celular.
c.- Porque tiene un celular con el plan más económico posible, al cual le hace un minucioso seguimiento mensual para no pasar un segundo, ni dejar de gastar un segundo.
d.- Porque se la prestó uno de los amigos al que también le pide prestado el celular cuando necesita una llamada.
e.- Porque la encontró en una biblioteca pública.

Evaluación
Mayoría de respuestas A

Usted no se mide en gastos. Así que una de dos: o tiene mucha plata, o está endeudado hasta el cuello. Si ese es el caso, considere pasarse a alguna de las categorías subsiguientes.
Mayoría de respuestas B
Si hay que gastar, gasta. Una cosa racional de acuerdo con sus ingresos. Consejo: ¡Desordénese por lo menos una vez, no sea tan cuadriculado! (recomendación patrocinada por los comerciantes y los publicistas).
Mayoría de respuestas C
Para comprar una bolsa de leche analiza el panorama ganadero mundial. Escarba hasta que consigue el mejor precio. Cada peso que sale de su bolsillo es el resultado de una investigación que envidiaría el más ducho de los economistas. Lástima que lo que ahorra en gastos, lo pierde en tiempo.
Mayoría de respuestas D
Usted no es que sea tacaño. Simplemente decidió no pagar nada que pueda endosarle a otra persona. Por eso cada vez tiene más dinero pero menos amigos, por si no se ha dado cuenta. Y no, no le voy a prestar plata.
Mayoría de respuestas E
Sus ahorros son de estrato 6 y sus gastos de estrato 0. La única diferencia entre sacarle sangre y sacarle plata es que lo primero le duele menos. Al lado suyo El Avaro, Rico McPato, Scrooge el del Cuento de Navidad y el ministro de Hacienda son unos despilfarradores.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Del amor y otros trasmilenios

Tengo que agradecerle a las empresas que manejan los buses de Transmilenio. Gracias a ellos me casé.
La verdad no tengo mucha plata. Y necesitaba un sitio donde tuviera suficiente tiempo para hablar con mi novia y hacerle la propuesta que sabemos. No esa, la seria, la que tiene implicaciones hasta que la muerte nos separe.
Un amigo me dio la idea: “Llévela un paradero de Transmilenio”. Y no es porque algunas estaciones del sistema de transporte parecen un restaurante campestre. Cuentan con seguridad, amplias zonas verdes y bancas. Son lugares verdaderamente acogedores e invitan a la conversación.
Claro, decirle a la novia “¿Vamos a Transmilenio?” no suena muy romántico.
Pero hay trampa. El truco consiste en hacerle creer a la dama que se trata de un paso temporal, que solo vamos a ir tomar el bus.
Así lo hice y pasó lo que tenía que pasar. Segundos, minutos, más minutos y de aquello nada. El bus no aparecía. Entonces como había que hacer algo para pasar el rato, empezamos a hablar, primero de temas intrascendentes... y el bus no aparecía.
Luego entramos en una conversación más íntima... y el bus no aparecía.
Finalmente logramos un mágico momento de intimidad pese a lo congestionado del lugar y me atreví a pedir su mano... y el bus no aparecía
Ella me dijo que si, y el bus no aparecía. Finalmente apareció y la que entró a la estación como mi novia se subió al Transmilenio como mi prometida.
Dos meses después ella me acompañó al altar y hoy en día tenemos un futuro por delante que incluye un pequeño traviesos, al que de común acuerdo bautizamos T... Tomás. ¿Qué pensaban?
Si las empresas que manejan y despachan los buses los hubieran mandado más seguidos, yo nunca hubiera tenido suficiente tiempo para hacer realidad mi historia de amor.
Mi amigo -y mi propia experiencia- me dicen que las cosas han cambiado, aunque a veces se siente una que otra demora. Supongo que finalmente primó el criterio de muchas personas que tienen afán y prefieren menos tiempo para el romance, y más buses en las vías del sistema.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Contrabandista de papas fritas


Les voy a contar por qué me volví contrabandista. Dos mujeres fueron las culpables. Una es la que invité a cine. A la que le dio hambre. Compré un ¨combo¨ de 10 mil pesos. Dos gaseosas de las más pequeñas y dos baldes de crispetas (también de los más pequeños). ¡10 mil pesos!

(Precios de 2008, por cierto)

Como el presupuesto trascendió mis cuentas y no tenía tarjeta me tocó llevarla a pie hasta la casa. Como 15 cuadras. Solo por eso no me volvió a hablar. Tan susceptible.

Terminado mi fallido paso por la pantalla grande me puse a echar números. Un paquete de crispetas crudas cuesta $1000 pesos. un paquete para microondas por ahí 3.000. Con el primero salen como 50 baldesitos de los ¨baratos¨. Con el segundo por lo menos tres. Una gaseosa de dos litros y medio cuesta 3 mil pesos. Con esa se llenan cinco vasos de los pequeños del cine.

Conclusión, era caro comprar la comida en el teatro. Así que la siguiente vez fui preparado. Llevaba un paquetico con dos gaseosas enlatadas, par paquete de combinados y par chocolatinas. A mi lado, una mujer joven bonita, sensual y...

Furiosa, así se puso cuando el vigilante del teatro dijo que no podíamos entrar la comida, que estaba prohibido. Bueno, el furioso al principio era yo. Pero ella puso primero cara de “no sea tacaño”, luego de “no sea bruto” y después de ¨que oso¨. Y no sé por qué después de que la llevé a casa no me volvió a hablar. ¿Sería porque no vimos la pelicula?

Así que por ellas me volví contrabandista de comida. Mis ¨caletas¨ son bolsillos grandes, fondos de cartera o paquetes. He diseñado varios recursos para pasar mi ¨matute¨. Envuelvo las chocolatinas en inofensivos pañuelos. Empaco las bebidas en frascos de alcohol o escondo el maní en el monedero. Encaleto las papas fritas en el paquete de un almacén de zapatos, los besitos en una bolsa de ropa, las galleticas dulces entre una caja de herramientas. Todo para poder conjugar el verbo comer con el adverbio barato o normal en una sala de cine.

Claro que solo. No sé por qué, las mujeres ya no quieren ir conmigo.

lunes, 3 de noviembre de 2008

De cajas y cajeros

Las cajas son para guardar cosas, para empacar y para amargarle el día a la gente, cuando están ubicadas en el banco. El banco es ese sitio donde guardan plata, dicen que prestan plata y hay una serie de cubículos llamados cajas.
Si les creemos a los comerciales de televisión, dentro de esas cajas hay unas señoritas sonrientes y unos tipos con pinta de modelos dispuestos a alegrarle el día a la gente
En la realidad, las cajas son unos sitios donde generalmente no hay gente. Lo cual es un poco raro, porque la función primordial de una caja es recibir plata, aunque también entregar.
Reciben plata porque es allí donde se consigna y se paga el teléfono, el agua, las tarjetas de crédito, los celulares, la luz, los préstamos, las hipotecas, el gas, etc, etc, etc.
Ahora ¿a quién no le gusta recibir plata? Pues parece que a los dueños de los bancos. Porque cajas puede haber cuatro, ocho y hasta diez, pero cajeros... generalmente no pasan de la mitad.
En determinados días mucha gente paga todo lo que hay que pagar y entonces se forma una larga, aburrida, tediosa, eterna, extenuante, monótona e inacabable fila en la que se cumple la profecía de los avisos de orientación en los parques: usted está ahí.
Dicen los bancos que ahora se puede pagar por teléfono, por cajero y por Internet pero mucha gente no lo hace, usted y yo, por ejemplo.
Usted y yo hacemos fila. Queremos ver un sello en nuestros papeles que diga ese tipo ya pagó.
Usted y yo trabajamos, entonces nos volamos a la hora de almorzar o en lo que llaman jornadas adicionales a entregar plata y -hay que decirlo- a veces a recibir.
A usted y yo se nos embolata el almuerzo, se nos atrasa el reposo y se nos alborota la úlcera mientras vemos a dos o tres cajeros trabajando en un espacio dispuesto para seis, solo por dar un ejemplo. Y si es mediodía, quítele uno.
Entonces se da el síndrome de la caja vacía.
Ese que nos amarga el día.

lunes, 27 de octubre de 2008

¿Es usted intolerante?

((Publicado en la revista Voz a Voz de Comcel))
¿Cómo reaccionaría en situaciones como estas?

1. Su hijo o hija llega a casa con un tatuaje de su cantante favorito que va de la muñeca hasta el hombro. Usted…
a. Lo mira y sigue viendo televisión.
b. Le pregunta cuánto le costó y le reembolsa el dinero.
c. Reconoce que a usted no le gusta pero respeta su decisión.
d. Le echa un discurso de media hora que incluye orden perentoria de utilizar únicamente manga larga mientras viva en su casa.
e. Le quita la mesada.

2. El vecino gusta de escuchar corridos prohibidos a partir de las 4 de la mañana. Usted…
a. Compra tapones para los oídos y se los pone apenas empieza el ruido.
b. Modifica sus horarios y utiliza el ruido musical como despertador.
c. Habla con el vecino y le solicita respetuosamente que baje el volumen.
d. Se va para donde el vecino y lo insulta mientras emula con sus gritos (los suyos) el sonido de la música.
e. Compra el equipo más escandaloso que encuentra y contraataca con rock industrial a partir de las 2 a.m.

3. A la hora de la comida, nadie atiende al llamado y usted termina solo en la mesa. Entonces…
a. Come y se va a dormir.
b. Hace un recorrido cuarto por cuarto rogándole a cada miembro de su familia que lo acompañe.
c. Promueve una reunión familiar en la que entre todos definen qué espacios y momentos van a compartir.
d. A punta de correazos y gritos sienta a todo el mundo en la mesa, bajo la perentoria advertencia de “¡Nadie se levanta hasta que yo diga!”
e. Le dice a quien sirve la comida que retire los puestos de los que no están.

4. El señor de la tienda mira con susto el billete de 20 mil y le pregunta ¿No tiene más suelto? Su respuesta es…
a. No.
b. Rebuscarse en los bolsillos hasta encontrar algún billete de menor denominación. Si no lo tiene, va hasta su casa o un banco y lo cambia.
c. Si tiene, lo entrega. Si no, se lo explica al señor del negocio.
d. Se pone furioso, regaña al dueño de la tienda, le manifiesta que para qué puso un negocio si no tiene con que atenderlo, exige que le devuelvan el billete y se va furioso a buscar otro local.
e. Dice que no y no regresa a ese negocio.

5. El carro de enfrente se queda quieto pese a que el semáforo ya está en verde. Ante eso…
a. Espera a que se mueva.
b. Se baja de su carro, camina hacia el otro conductor y le ofrece toda la ayuda posible.
c. Espera el siguiente cambio de semáforo. Si sigue sin moverse busca alguna forma de echar reversa o buscar una ruta alterna. Cuando no es posible se baja del carro y se acerca al otro para ver si puede ayudar a solucionar el problema.
d. Se pega del pito, asoma la cabeza por la ventana proponiendo acciones a grito herido (¡Muévalo, arranque, aprenda a manejar!); haciendo descripciones (¡Lento, torpe, imbécil!) y sugiriendo opciones (¡Si esa cosa no sirve déjela en la casa! ¡Póngase la gafas a ver si ve el semáforo!).
e. Llama a la Policía de Tránsito.

6. Usted llega a las 3 a la cita médica de las 3.20 en la que lo atienden a las 3.50. En ese caso…
a. Entra a la cita. Le cuenta al médico su problema, recibe el diagnóstico y se va.
b. Si tiene otras actividades pendientes se dedica a reprogramarlas por celular. Al ingresar al consultorio intenta que el médico le dedique el menor tiempo posible.
c. Si su condición de salud lo permite, reprograma la cita. Si no, al ingresar le pregunta al doctor la causa del retraso e indaga con él opciones para evitar que se repita la situación.
d. Empieza a refunfuñar a las 3.22. A las 3.24 comenta sobre el pésimo servicio con su compañero de sala de espera. A la 3.30 regaña a la recepcionista. A las 3.35 opina a grito herido que ese sitio es una porquería. A las 3.40 regaña al celador pero acepta su sugerencia de callarse. A las 3.45 le golpea al médico en la puerta de su consultorio. A las 3.50 regaña al galeno. A las 4.30 sale con una receta de relajantes debajo del brazo.
e. Manda una carta a la gerencia de la empresa de salud.

7. En el restaurante, traen primero el pedido del cliente de la mesa del lado, que llegó después de usted. Frente a la situación…
a. Espera que le traigan su pedido. Come y se va.
b. Llama al mesero y cambia –si se puede- su pedido por lo mismo que haya solicitado el vecino de mesa.
c. Llama al mesero e indaga el porqué de la situación. Si la explicación no es satisfactoria da las gracias y se retira del restaurante.
d. Empieza a gritar, exige que le traigan al gerente, al chef, a la señora del aseo y al lavaplatos. Hace comentarios relacionados con economía (¡Es que mi plata no vale o qué!), física (¡Yo no tengo tiempo para quedarme aquí hasta que a ustedes se les dé la gana!) y realeza (¿Es que los del lado tienen corona?).
e. Se para y nunca vuelve a ese restaurante.

8. La mitad de las llamadas telefónicas que llegan a su casa son número equivocado, correspondiente a una fábrica de empanadas. Al otro lado de la línea usted…
a. Deja que la contestadora responda y solo toma el auricular cuando la llamada no es equivocada.
b. Busca el teléfono de la fábrica de empanadas y se lo suministra a cada persona que llama.
c. Atiende cada llamada y simplemente les dice aquí no es.
d. Desarrolla un amplio repertorio de respuestas para quienes se equivocan de número. Estas incluyen aprendan a marcar, fíjense a donde llaman, cojan oficio, metan bien esos dedos, más empanadero será usted…
e. Cambia su número telefónico.

9. El día del partido final en televisión, su familia insiste en ver el capítulo de la novela donde un pariente lejano aparece como extra cinco segundos, en algún misterioso momento. Ante eso…
a. Se va a un bar, pide una cerveza y ve el partido.
b. Acepta inmediatamente y pide detalles del pariente.
c. Mira alternativas tecnológicas (otro televisor, grabar el programa). Analiza posibilidades de que usted o los demás vayan a otro lugar.
d. Suelta una perorata que destaca su derecho a ver el partido, y enfatiza que ese pariente es un pobre infeliz que no le importa a nadie.
e. Se apodera del control y notifica que van a ver el partido y punto.

10. Su asistente borra del computador, sin proponérselo, aquel informe en el cual usted trabajó durante los últimos 15 días. Su reacción es…
a. Llama al destinatario del informe y le dice que se va a demorar.
b. Vuelve a comenzar sin decir nada.
c. Le cuenta la situación al destinatario del informe y conciertan un plazo adicional. Luego conjuntamente con su asistente intentan primero recuperarlo y si no lo hacen de nuevo.
d. Insulta a su asistente, le dice inútil, torpe, feo, incompetente. Critica en el tono más alto posible su forma de trabajar, de vestir, de caminar y de masticar chicle. Lo responsabiliza de todas las desgracias desde el diluvio universal hasta las inundaciones por el invierno. Y anuncia para que todos oigan, muy, pero muy graves consecuencias.
e. Despide a su asistente

11. En la casa, alguien siempre deja abierta la puerta del baño, sin importar el uso que le haya dado. Ante eso…
a. Cierra la puerta.
b. Está pendiente de cada vez que esa persona usa el baño para entrar al mismo armado de un odorizador y todas las herramientas necesarias.
c. Habla con la persona, le explica lo molesto de la situación y le solicita que cierre la puerta.
d. Espera el momento en el que haya más personas reunidas para decirle al personaje que es un cochino, puerco, sucio, maleducado y grosero y que si no es capaz de cerrar una maldita puerta mejor vaya buscando donde vivir.
e. Lo echa de la casa.

12. Su madre viuda, quien ya superó la edad de jubilación, consigue novio y empieza a rumbear todos los fines de semana. Usted…
a. Llama antes de hacerle visita para no perder el viaje.
b. Contacta al novio y le ofrece ayuda (dinero, transporte) para las citas.
c. Habla con ella y le dice que respeta su decisión, y que puede contar con usted en cualquier circunstancia.
d. Llama al novio y lo acusa de ser un viejo verde y un psicótico geriatra. Habla con su madre y le dice que debería darle vergüenza andar como una adolescente a esas alturas de la vida.
e. Se apodera de la única llave de la casa, apartamento o cuarto de su madre y la encierra.

13. Un solo cajero atiende la fila del banco que, minuto tras minuto, no avanza. Mientras tanto usted…
a. Escucha música o lee un libro.
b. Le cede el puesto a cuatro personas que están detrás de usted porque les ve cara de afán.
c. Hace la fila y cumple con su diligencia. Luego indaga entre los funcionarios del banco opciones como transacciones electrónicas o pagos en otras entidades y programa sus actividades considerando estas posibilidades.
d. Refunfuña in crescendo. Lo que primero es un murmullo se convierte en comentarios con sus vecinos de fila sobre lo tacaños que son los dueños de los bancos. El tono después sube exigiendo que pongan más cajeros o por lo menos que estos no sean tan lentos como ¡LA TORTUGA QUE ESTÁ ATENDIENDO!
e. Al llegar al cajero pide el saldo y retira su cuenta.

14. Usted sale con su esposa a comprar helados en el centro comercial. Mientras consumen el producto, nota que otro hombre mira insistentemente a su mujer. Usted…
a. Empieza a mirar las mujeres de los alrededores.
b. Llama al tipo y le presenta a su señora.
c. Le comenta la situación a su esposa y le dice lo orgulloso que se siente por tener una compañera que genera atracción en otros hombres.
d. Llama al tipo a grito herido, lo insulta y lo desafía a un duelo, mientras regaña a su esposa por “coqueta”.
e. Se va del centro comercial.

15. Usted anda por una carretera de 2 carriles relativamente congestionada detrás de una tractomula. Cada vez que intenta pasarse al carril rápido algún vehículo se lo impide. Usted…
a. Le sube al radio y canta las canciones que se sabe.
b. Parquea al borde de la vía y espera hasta que esta se descongestione.
c. Espera un cruce, un retén o un lugar adecuado para cambiarse.
d. Se pega del pito y cada vez que no lo dejan cambiarse de carril asoma la cabeza por la ventana y hace crudas descripciones crudas acerca de la profesión de la madre, la orientación sexual, la capacidad intelectual, o el tamaño de algunos apéndices corporales de los conductores de los otros carros. Tan alto como su voz se lo permita, por supuesto.
e. Hace una entrada suicida al otro carril, con un cierre al vehículo de turno que bordea los linderos del Código Penal.

Evaluación
Mayoría de respuestas A

A usted nada le importa, así que tampoco le importa el resultado de este test.
Mayoría de respuestas B
Una cosa es ser tolerante y otra es permitir que los demás abusen. A propósito… ¿me puede prestar 100 mil pesos?
Mayoría de respuestas C
Aceptar la diferencia, y buscar caminos que permitan la convivencia es la clave de la tolerancia, que usted aplica en su vida diaria.
Mayoría de respuestas D
Por qué siempre tiene que gritar. Oiga, pero no grite. En serio, no me grite…
Mayoría de respuestas E
Usted nunca acepta posiciones distintas a la suya y siempre actúa de acuerdo con el primer impulso para salvaguardar sus propios intereses. No cierre la revis…

martes, 21 de octubre de 2008

¿Qué tan bruja es usted?

((Publicado en la revista Voz a Voz de Comcel))

1.- No hay que creer en brujas, pero que las hay, las hay.
2.- Pregunta: ¿Cual es la diferencia entre una linda hechicera y una vieja bruja? Respuesta: 20 años de matrimonio
3.- El investigador Javier Ocampo López cuenta que los campesínos colombianos “saben” que las brujas aparecen en forma de aves nocturnas que dan aletazos en los techos y emiten estruendosas carcajadas.
4.- En la televisíón y el cine abundan las brujas: Hechizada, protagonista de una exitosa serie de televisíón y una desastrosa película; Doña Clotilde, La Bruja del 71 de El Chavo; y las versíones adolescentes: Sabrina y las tres Hechiceras, entre otras
5.- La política colombiana tuvo su bruja: Regina Betancur de Liska, Regina 11, quien escoba en mano llegó al Congreso.
6.- Una novela actualmente en el aire se promocionó con la imagen de una bella mujer y un provocativo comentario “Aunque usted no lo crea, ella es una bruja”.

Esta introducción sirve para demostrar que en el gremio de las hechiceras hay para todos los gustos. Dicen que en toda mujer existe algo de bruja. Sus poderes no tienen que ser sobrenaturales, únicamente poderes. A propósito del 31 de octubre, este test le ayudará a saber sí su principal medio de transporte es la escoba, o sí cuando el romántico caballero le habló de ojos hechiceros, era en serio. Por cada respuesta afirmativa, anótese un punto.

1.- Cuando una de sus amigas estrena vestido o peinado… ¿usted le encuentra defectos en menos de treinta segundos y se los comunica antes de transcurrido un minuto?
Sí.
No.

2.- ¿Administra el guardarropa de su padre, esposo, compañero o hijos, y decide qué se pone él y qué no?
Sí.
No.

3.- Cada vez que discute con su compañero… ¿acude (usted) a las lágrimas cuando se le acaban los argumentos (a usted)?
Sí.
No.
(Anótese un punto adicional por cada pelea que haya ganado con ese sistema).

4.- ¿La palabra más suave que utiliza para referirse al servicio doméstico es inepta?
Sí.
No.

5.- ¿Su definición de celular es “aparato destinado a ubicar durante todo el día en lapsos de una hora a mis hijos, hijas o compañero”?
Sí.
No.

6.- ¿El novio de su hija es conocido con el nombre genérico de “el tipo ese”?
Sí.
No.

7.- ¿Cuando se refiere a la novia de su hijo antecede al nombre el artículo “la” (la Claudia, la Patricia, la Elena)?
Sí.
No.

8.- ¿Suelta observaciones críticas sobre la forma de decorar, de cocina de vestir o de respirar de su nuera cada vez que se encuentra con su hijo?
Sí.
No.

9.- ¿Cuando un hombre que le gusta la invita a salir, le dice que no, solo para obligarlo a insístir?
Sí.
No.

10.- ¿Acostumbra hacer comentarios poco generosos sobre algunas amigas a las que siempre saluda de beso?
Sí.
No.

11.- ¿Fuma tabacos cubanos y los utiliza como material de lectura?
Sí.
No.

12.- Cuando le pide una opinión a su pareja sobre, por ejemplo, un nuevo peinado, ocurre alguna de estas situaciones:
A.- Él le dice que se ve bien y usted le pregunta si eso significa que antes se veía mal.
b.- Él le dice que a usted todo le queda bien y usted lo regaña por no prestarle suficiente atención a los cambios.
c.- Él no le dice nada y usted se pone a llorar.
d.- Él le pregunta sí puede ser honesto, usted le dice que claro. Él señala tímidamente que tal vez estaba un poquito mejor antes del nuevo peinado. Usted no dice nada, pero le lanza una mirada de esas que congelan la sangre.
Sí.
No.
(Anótese un punto adicional si ha vivido las cuatro circunstancias).

13.- A propósito de miradas, cuando alguien le molesta o desagrada, ¿es capaz de hacerlo sentir como un microbio solo con los ojos?
Sí.
No.

14.- Por alguna razón, las personas que conforman su círculo social o familiar empiezan a temblar cuando usted dice “no hay ningún problema”.
Sí.
No.

15.- ¿Recuerda hechos específicos ocurridos 27 años atrás que salen a relucir en medio de las discusiones de pareja?
Sí.
No.

16.- ¿El único defecto de sus hijos son sus amigos (as) y novios (as)?
Sí.
No.

17.- ¿Solo por satisfacer un poquito el ego, le da esperanzas a hombres que realmente no le interesan?
Sí.
No.

18.- ¿Sostiene conversaciones “íntimas” con enamorados cibernéticos vía chat, acompañada de cuatro amigas burlándose a conciencia del sujeto al otro lado de la pantalla?
Sí.
No.

19.- ¿Se prueba 40 pares de zapatos en una tienda antes de comprar los primeros que vio?
Sí.
No.

20.- ¿Suele llamar brujas a sus amigas, a sus enemigas, a sus compañeras de trabajo o estudio, a
las estrellas de cine y a Camila Parker Bowles?
Sí.
No.

21.- ¿Quisiera convertir en sapo al miserable que escribió esto?
Sí.
No.

Resultados
De 0 a 5
Usted está ubicada en algún punto entre hada madrina y ángel de la guarda, aunque de vez en cuando sus genes de hechicera actúan en defensa propia.
De 6 a 10
Es mejor estar en la lista de sus amigos. El problema es conocer su definición de amigo.
De 10 a 15
Usted podría pasar hoja de vida para madrastra de Blanca Nieves, hermana de la Cenicienta o antagonista de telenovela mexicana con una altísima probabilidad de éxito, a menos que la persona encargada de tomar la decisión sea una (¿otra?) bruja.
Más de 15
Si camina como bruja, se ve como bruja y suena como bruja, pues es… ¿Por qué me estoy poniendo verde? ¿Por qué siento ese deseo de ponerme en cuclillas y de saltar?. ¿Por que me están saliendo… croac, croac, croac.

¿Es usted chismoso?

((Publicado en la revista Voz a Voz de Comcel))

Desde que el primer cavernícola cambió sus uga uga por palabras con sentido, la vida de los demás se volvió tema de conversación. En esa materia, todos estamos en algún punto entre comer prójimo o ignorarlo. Estas preguntas le ayudarán a ubicar su categoría.

Se escuchan gritos durante la noche en la casa del lado, al día siguiente usted…
a. Comenta con los vecinos la batalla campal entre el joven matrimonio, entregando detalles como el color de las piyamas y las caras asustadas de los niños.
b. Busca cualquier disculpa para ir a donde los vecinos y averiguar lo ocurrido.
c. Como quien no quiere la cosa, le pregunta a cuanta persona ve si oyó la bulla y ante cualquier respuesta positiva agrega un… ¿y qué pasaría?
d. Evita el tema y cuando alguien le pregunta simplemente insiste en que no es su problema.
e. ¿Cuál pelea?

Usted ve por casualidad a un compañero de trabajo entrando a un bar en compañía de una mujer joven y bonita que no se parece a la esposa que tiene en el protector de pantalla del computador. A partir de esto usted…
a. Comparte con el mayor número de personas posibles la “información detallada” de lo que hicieron en el bar; lo que bebieron, lo que bailaron, lo que conversaron y lo que hicieron después, que no se puede publicar sin la presencia de un adulto responsable.
b. Se acerca a su compañero de trabajo y con alguna excusa laboral aborda el tema. Por ejemplo le dice que necesita ayuda para un informe y a propósito como le fue anoche en el bar.
c. En la primera reunión de amigos en la que se toca el tema de la infidelidad, usted pone el ejemplo.
d. Borra el hecho de su memoria y se abstiene de hacer cualquier comentario.
e. ¿Cuál bar?

Un pariente cercano se separa. Ante eso, al día siguiente:
a. Sus familiares hasta el quinto grado de consanguinidad y el cuarto de afinidad se han enterado por boca suya de los incidentes –detallados- que rodearon el final de la conflictiva unión.
b. Llama al familiar afectado para ponerse a su disposición, tras lo cual viene la inevitable pregunta ¿Y eso qué pasó?
c. En cualquier reunión familiar que se produzca en los 24 meses siguientes pone el tema, y escucha atentamente los detalles que aporten otros asistentes.
d. Limita el contacto con el pariente separado a los encuentros normales y no toca el tema a menos que él o ella lo hagan.
e. ¿Se habían casado?

Va por la calle y ve un tumulto. Ante eso…
a. Se integra al mismo y comenta con sus compañeros de montonera lo ocurrido, agregando detalles de su propia cosecha.
b. Le pregunta al primero, al segundo, al tercero, al policía y al que está tirado en el piso qué pasó.
c. Las orejas se encienden cual antena parabólica y empieza a escuchar los comentarios de la gente hasta que tiene suficientes elementos para entender el hecho.
d. Evita el tumulto y sigue con su vida diaria.
e. ¿Había un tumulto en la calle?

En una conversación promedio sus temas más comunes son:
a. Los defectos, infidelidades, errores, discusiones, conflictos, deslices, equivocaciones y descachadas del resto del género humano.
b. El intercambio de información sobre la vida y milagros de los amigos comunes.
c. La vida y milagros de las estrellas de la farándula local e internacional.
d. Aquellos tópicos que interesen e incidan de alguna manera en las actividades profesionales de los presentes.
e. Lo que sea desde que haya comida y trago...

Sus conocimientos acerca de las andanzas de la estrellas de moda son:
a. Excepcionales. De hecho usted aporta historias de su propia cosecha cuando no hay nada que decir sobre el famoso o la famosa de turno.
b. Actuales. Está pendiente de las revistas y los programas de televisión.
c. Esporádicos. Sin ser un tema que le apasione, nunca le huye a le lectura o la atención a un buen chisme.
d. Tangenciales. Solo se entera de información farandulera cuando algún noticiero la suelta entre dos temas serios.
e. ¿Y ese (esa) por qué es famosa?

Sus programas de televisión favoritos incluyen:
a. Sweet y El lavadero.
b. Las secciones de farándula de los noticieros.
c. Los noticieros completos, incluyendo las secciones de farándula.
d. Los noticieros sin secciones de farándula.
e. Lo que estén dando cuando lo prenda (el televisor).

Cuando alguien cercano a usted estrena alguna prenda de vestir usted…
a. Lo observa detalladamente hasta encontrar la razón por cual no es la prenda adecuada para esa persona y luego se dedica a divulgar su descubrimiento.
b. Elogia a quien estrena y después busca información básica como donde la compró, por qué la compró, para qué la compró, por qué de ese color, por qué de ese modelo, por qué, para qué, por qué…
c. Se acerca cuando alguna otra persona dialoga con el que estrena sobre su nueva adquisición.
d. Mira al “estrenoso” y sigue con su vida normal (la suya).
e. Ni siquiera sé como se llama…

La posibilidad de que usted mantenga en reserva alguna confidencia es…
a. Inexistente. En cambio es altísima la posibilidad de que la confidencia se convierta en información de interés general corregida y aumentada.
b. Lo que es imposible es que alguien que lo conozca le haga confidencias.
c. Mientras nadie le pregunte, el secreto estará a salvo.
d. Primero la muerte antes que traicionar la confianza depositada en usted por un amigo.
e. Total, porque se le olvidará cinco minutos después de escucharla.

Cuando usted va a un sitio publico…
a. Está pendiente de quien entra y sale para inventarles chismes.
b. Está pendiente de quien entra y sale para preguntarle por su vida
c. Está pendiente de quien entra y sale por si ve alguien conocido
d. No está pendiente de quien entra y sale, solo de quienes están con usted.
e. Está pendiente del trago, la música y la comida.

En los entierros...
a. Comenta con conocidos y desconocidos los hechos más escabrosos –confirmados y sin confirmar– de la vida del protagonista.
b. Llega directo a mirar al fallecido, y luego agarra al pariente más cercano para que le cuente los detalles del deceso.
c. Busca un corrillo donde el tema sea el difunto, escucha y aporta datos.
d. Saluda a los deudos, permanece un rato y se retira con discreciòn
e. ¿Se murió? ¿Y ya lo enterraron? ¿Hace un mes?

En los matrimonios…
a. Antes durante y después de la ceremonia le comenta a todo el que puede las aventuras prematrimoniales del novio, la novia o de ambos.
b. Si es amigo del novio, le busca conversa a la novia y viceversa.
c. En la mesa que le toque, pone el tema de aquella parte de la pareja que menos conozca y luego escucha, escucha, escucha.
d. Asiste con su propia pareja y se limita a tomar parte en los rituales. Si es soltero o soltera, fijo que le toca liga o ramo.
e. ¿Quienes son los que se casaron?

¿Cuáles de estos personajes son sus ídolos?
a. Barbarita la de Sábados Felices
b. El mono de Sweet y la Negra Candela.
c. Las periodistas que hacen La cosa política de RCN y El código Caracol.
d. Sus padres.
e. García Márquez y el Papa (¿Cómo es que se llama?)

En caso de que vendieran camisetas para la lengua, la talla de la suya sería…
a. Sobre medidas.
b. XL.
c. L.
d. M.
e. S.

Evaluación
Mayoría de respuestas A
Tiene una lengua tan brava que si se toma un vaso de leche termina pasando yogur. No existe honra, buen nombre u honor que sobreviva 30 segundos cuando cae en sus manos. Su imaginación desbordada es un peligro para la intimidad ajena. Por eso Britney Spears y yo nos vemos en la obligación de aclarar que no estuvimos comiendo morcilla al lado del estadio.
Mayoría de respuestas B
Tiene un desmesurado interés por conocer hasta el más mínimo detalles de las vidas ajenas. Si alguna vez tuvo un mínimo tacto para hacer preguntas, eso ya es historia patria. Por eso siempre pregunta, a veces en los momentos menos adecuados. Y no, Yo –desafortunadamente - no era el que estaba con Paris Hilton tomando salpicón en la ciclovía. Porque no me gusta el salpicón. Porque soy alérgico a unas frutas. Pregúntele eso a Paris. ¡Yaaaaa!
Mayoría de respuestas C
Usted no busca el chisme, pero tampoco le huye. Quiere estar enterado y compartir lo que sabe. Así que finge desinterés pero va absorbiendo la información como una esponja, datos que sabrá transmitir en el momento adecuado. Esa situación hace que le lleguen, sin buscarlos, datos realmente interesantes… ¿Cómo dijo? Que Paris Hilton y Britney Spears… ¿que?
Mayoría de respuestas D
Su lema es viva y deje vivir. Por tanto evita meterse en lo que no le importa. Profundiza solo en aquellas personas que le interesan. Lástima, porque si fuéramos amigos, yo le contaría la verdad sobre mis relaciones con Britney Spears y Paris Hilton.
Mayoría de respuestas E
A usted le puede estallar una bomba al lado y no se da cuenta. El resto del mundo (incluyendo sus parientes más cercanos) le tiene sin el más mínimo cuidado. Oiga, no me deje hablando solo, oiga, que le voy a contar lo de Paris y Britney. ¡Oigaaaa!

¿Es usted cornudo?

(Publicado en la revista Voz a Voz de Comcel)

Pareja viene de par. Es decir, que son dos. Por lo menos en teoría, porque a veces el número crece a tres, cuatro y faltan datos de otros municipios. Y no hablamos de esos países donde la poligamia está permitida. No. Estamos hablando de zonas como Colombia donde cura, pastor, notario, juez o compromiso mutuo organizan al personal en dos líneas… hasta que alguno arma el triángulo.
Cuando esto ocurre, la parte del dúo que aún cree en su existencia experimenta un extraño cambio corporal en la parte delantera debajo del pelo, que puede ir desde pequeños promontorios hasta cuernos de reno. Tocarse la frente y el siguiente test le pueden ayudar a saber si su pareja o parejo se está diversificando en materia de deberes conyugales.

En los últimos tiempos, la vida social de su pareja o parejo…
a. Crece día tras día, con predominio de actividades en las cuales su presencia (sí, la suya) es innecesaria, inconveniente o “muy aburrido para ti, mi amor, para que vas a ir”. También se caracteriza por invitaciones inesperadas de las cuales usted queda excluido porque “no hubo tiempo para avisarte, cariño”.
b. Durante uno o dos días a la semana –siempre los mismos- incluye una visita a cierto pariente o amigo con el cual usted no se habla.
c. Tuvo esa extraña fiesta de última hora a la que ni usted –ni nadie conocido- asistió, cuyos detalles cambian sospechosamente cada vez que logra tocar el tema.
d. Gracias al Facebook, abarca cada vez más encuentros de ex compañeros adonde usted no está invitado.
e. Ha sumado nuevas actividades en las cuales los protagonistas siempre son dos: Usted y él o ella.

Cuando llega a un sitio publico donde hay varios conocidos, ellos…
a. Lo saludan, forman corrillos aparte y empiezan a conversar en voz baja.
b. Lo miran con lástima y actúan como si le hubiera ocurrido alguna desgracia.
c. Cada vez que la conversación se acerca a temas personales, desvían el tema para hablar de fútbol, moda o clima.
d. Le preguntan por cualquier cosa, menos por su pareja o parejo.
e. Le preguntan por su pareja o parejo.

Por alguna razón, se considera identificado con las siguientes especies animales
a. Los renos de Papá Noel y los antílopes.
b. El toro de lidia y otras especies vacunas.
c. El rinoceronte y el unicornio.
d. Bambi (pero no sabe si cuando era cachorro o cuando creció).
e. Los tórtolos.

Al escuchar la expresión ooooleee…
a. Responde como si lo hubieran llamado por su nombre
b. Siente una inexplicable aversión al color rojo.
c. Recuerda que tiene que llamar a su parejo o pareja.
d. Se lleva la mano a la frente.
e. Es porque está en una plaza de toros o en el estadio.

De reojo alcanza a observar una cuenta de correo electrónico de su pareja que usted no conocía, antes de que él o ella cierre apresuradamente. Ve…
a. … muchos mensajes enviados por usuarios como caliente001, sexy44, siemprelisto81, amantelatino65, soytuya23 y nombres similares.
b. … que todos los mensajes vienen de la misma procedencia.
c. … que el asunto de algunos mensajes contiene las palabras sobre, otra y noche
d. … la palabra amor en alguna parte.
e. … lo que quiera, pues su pareja le da el correo y la clave de acceso.

Cuando su pareja llega a casa a las tres de la mañana, la explicación que da es…
a. Diferente cada vez, lo que genera un promedio de 20 justificaciones mensuales.
b. Siempre la misma, que se puede verificar con el mejor amigo o amiga de su compañero o compañera, a quien cariñosamente llaman Celestino o Celestina.
c. Incoherente y planteada en medio de gran nerviosismo.
d. Involucra parientes, amigos y compañeros de trabajo que usted no conoce.
e. Una confirmación de la historia que le contó cuando la recogió en el sitio adonde tuvo que quedarse.

Le llegan por el correo de las brujas (o el correo electronico) versiones según las cuales su pareja o parejo permanente fue vista…
a. En las afueras de la ciudad, cerca del aeropuerto en horas de trabajo, en horas de descanso, en horas de gimnasio, entre semana, los fines de semana, a la hora del almuerzo…
b. Entrando y saliendo del mismo edificio un vez a la semana, casi siempre el mismo día.
c. En esa cuadra donde la gente desaparece, porque nunca llega al otro lado de la calle.
d. Hablando solo (o sola) en el carro.
e. Con su madre (o sea su suegra) y sus hijos en un centro comercial.

Con cual de estas canciones se identifica…
a. El venado.
b. Traicionera.
c. El santo cachón.
d. Quiero saber.
e. Nuestro amor

Usted responde el celular de su pareja. La persona a otro lado de la línea…
a. Pide comunicación utilizando un tono confianzudo y algún apelativo cariñoso como “pásame a la gordis” o “¿ese no es el celu del hombrazo?”.
b. Cuelga.
c. Permanece un momento en silencio, pide confirmación del número y tras otro incómodo silencio pide disculpas y cuelga.
d. Pregunta a que horas puede hablar con su pareja, pero no da detalles.
e. Lo saluda usted por su nombre, se identifica y le pregunta que qué hace con ese celular.

Inexplicablemente, la gente se ríe cuando usted…
a. Habla del poco tiempo que tiene su pareja para compartir con usted.
b. Menciona el número tres.
c. Responde que no sabe cuando le preguntan por la ubicación actual de su pareja.
d. Pregunta por la ubicación actual de su pareja.
e. Echa un chiste malo.

No usa sombrero porque…
a. No entra.
b. Se rompe.
c. Toca comprarlo con huecos.
d. Siente una extraña molestia en la frente.
e. No está de moda.

De un tiempo para acá, la jornada laboral de su pareja…
a. Maneja una imprevista sucesión de trabajos adicionales en horarios no convencionales, por fuera de la sede principal, que le exigen apagar el celular.
b. Incluye reuniones periódicas que requieren aislarse de cualquier contacto con el mundo exterior.
c. Tuvo una extraña y no suficientemente explicada jornada nocturna.
d. Muchas extras, muchas extras.
e. Lo mismo de siempre.

A la hora de la intimidad…
a. Su parejo o pareja confunde constantemente su nombre con el de otras personas
b. El dolor de cabeza se convirtió en una epidemia.
c. Hay un extraño ambiente de remordimiento que flota en el aire.
d. Su compañero o compañera aporta novedades cuyo aprendizaje requiere práctica previa.
e. Lo mismo de siempre.

En el extracto de la tarjeta de crédito de su parejo o pareja…
a. Aparecen consumos de baños turcos, “viajes” que nadie recuerda, productos o servicios fantasmas, y bares y restaurantes donde usted jamás ha estado.
b. Todos los meses, sin excepción, figuran servicios de una peluquería que parece cobrar por horas.
c. Llega una cuenta por servicios turísticos no especificada.
d. Incluye una comida en la que usted no estuvo.
e. Solo faltan dos cuotas para pagar la nevera.

Evaluación
Mayoría de respuestas A

No cabe por ninguna puerta porque de su frente salen dos árboles con ramificaciones que llegan hasta el cielo. Su pareja o parejo (por llamarla o llamarlo de alguna manera) tiene más sucursales que una cadena de hipermercados.
Mayoría de respuestas B
Aunque el elefante (sin meterle política al asunto) le pasa por delante todos los días, usted no ve las astas de cebú hindú que su compañera o compañero permanente le instaló hace algún tiempo con otro compañero o compañera igualmente permanente
Mayoría de respuestas C
La buena noticia es que usted no es bobo ni boba. La mala es que tiene toda la razón y la suma de evidencias (lo que incluye las dos protuberancias filudas que se abren paso a través de la capul) son evidencia de que “uno” de los miembros de su pareja tuvo por lo menos un desliz. Pista, usted no fue.
Mayoría de respuestas D
Esa duda que carcome su existencia y lo pone a pensar todos los días si lo que tiene en la frente son chichones, mutaciones genéticas o lo que sabemos debe tener una respuesta. Yo tampoco la sé. Pero por si las moscas, trate de no dormir boca abajo, no sea que algún día amanezca con la almohada engarzada en la cabeza.
Mayoría de respuestas E
Eso sí es tomarse en serio aquello de “hasta que la muerte los separe”.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Atrapado en peleas ajenas

Delio había ido a tomarse unos tragos con sus compañeros de oficina. Horas antes, la empresa de abogados donde trabajaba cerraba una exitosa jornada semanal. Nicolás y Sandra, novios y colegas le plantearon a varios compañeros, (incluido Delio) la posibilidad de un epílogo etílico a la semana.
Así que se fueron de taberna, donde poco a poco el grupo se redujo a Nicolás, Sandra y Delio. Este último, consciente de ser un tercero en discordia, estaba preparando su salida cuando Sandra, en tono confidente, aprovechó una ida de Nicolás al baño para informar que a tres mesas de distancia estaba Alfredo, padre de su hijo.
La joven abogada educaba un pequeño fruto de cierto desliz de juventud con aquel tipo que estaba ahí “con otra víctima”. Aunque ya habían pasado 10 años, prefería verlo únicamente en el juzgado de menores. Además Nicolás, obviamente, no tenía ni idea de quien era el vecino de mesa. Pero como Delio carecía de intereses específicos, se le podía contar la historia.
Delio buscó con la mirada al padre irresponsable y lo ubicó fácilmente, porque estaban él, la “otra víctima” y una mujer de pie que manoteaba, y hablaba cada vez más fuerte. Claramente se oyó que estaba haciéndole reclamos por no pagar oportunamente su pensión de alimentos, o algo así.
El coro a dos voces se hizo notorio para todo el establecimiento. Un momento, ¿cual coro? Delio se dio cuenta que Sandra, impulsada por una mezcla de indignidad, tragos e instintos maternales se había unido a los reclamos de Rosa. Rosa era la mujer que manoteaba, y todo parecía indicar que también había parido un hijo de Alfredo.
En medio de las recriminaciones mutuas faltaba un conciliador, papel que asumió Nicolás a su retorno del baño. Se acercó al grupo, pidió silencio, sugirió conversar e invitó a todos a la mesa grande.
Se sentaron tan rápido que Delio quedó literalmente atrapado en la mitad. A estas alturas, Rosa y Sandra iniciaron tremenda discusión entre ellas. El padre de los hijos de ambas, Alfredo, trataba de calmarlas. Tina, la compañera ocasional de Alfredo (la otra víctima), empezó a llorar de manera histérica. Nicolás pasó de conciliar a gritar, a ver si alguien le hacía caso.
La pregunta no era sobre lo que estaba pasando, ni si era grave o no. El único interrogante que cruzaba por la mente de Delio María tenía cuatro simples palabras:
¿Qué hago yo aquí?

lunes, 15 de septiembre de 2008

Tribulaciones de un vampiro retirado

Andrés ha pasado los últimos tres años de su vida supervisando el turno de 10 a 6 de una fábrica de piezas para taladros. El turno de 10 de la noche a seis de la mañana. Un día el gerente se compadeció y lo trasladó de nuevo al mundo de los vivos. Y si no fuera por el reloj biológico, la vida sería un paraíso.
El cuento es que Andrés pasó 36 meses compartiendo horario con Drácula, y terminó por acostumbrarse a vivir como vampiro, durmiendo de día y trabajando de noche. Y ahora que anda en plan de resurrección, la cosa no es tan fácil.
Primero, de noche no se duerme ni a palo. Y lo ha ensayado todo. Leche caliente en cantidades industriales (lo que lo ha hecho retornar a su más tierna infancia, aunque en la parte menos tierna); 20 mil 247 ovejas contadas desde el momento en que cerró los ojos hasta que sonó el despertador indicando las seis de la mañana. Posiciones fetales, estiradas, boca arriba, boca abajo y hasta boca jarro. Lectura de 42 discursos presidenciales y un libro completa de economía (y amaneció otra vez). Ducha caliente, ducha tibia, ducha fría, ducha helada. Comida ligera, comida ultra ligera, no comida. Ejercicio ligero, ejercicio fuerte, dolores musculares, tronchaduras.
Pero nada. El sueño no llega. Bueno, sí llega, con una puntualidad asombrosa. a las 6 de la mañana. Cuando Andrés debe levantarse para ir al trabajo.
Ahí es la segunda parte de la batalla. De noche es dormirse, de día es no dormirse. Entonces viene el hielo detrás de las orejas. El consumo desaforado de tinto doble en pocillo grande. Los heroicos esfuerzos por mantener los ojos abiertos, frente a la imagen titilante e hipnotizadora del monitor del computador. Los titánicos intentos de no dejarse fundir en plena reunión de empleados, durante el interminable discurso motivacional del gerente. Y apenas es mediodía.
Después del almuerzo la situación ya no es heroica ni titánica. Es una verdadera epopeya. Los brazos pesan como si llevara un yunque a cada lado. Cualquier objeto en posición horizontal se convierte en una seductora almohada que lanza sutiles insinuaciones de "Andrés, ven a mí". Y, para rematar, a jefe de sección se le ocurre convocar un comité de esos largos, tediosos y profundos.
Un garrafal consumo de tinto, combinado con calistenia en el puesto, y unos cuantos baños de agua fría le permiten al valiente Andrés, y terminar el día. Durante su viaje de regreso en bus demuestra que no sólo los caballos duermen de pie.
Arrastrándose (porque decirle caminar a esos sería subirlo de categoría) Llega a su habitación. Lentamente y en medio de largos bostezos se despoja de la ropa y se coloca la piyama. Cumple con ciertas diligencias de carácter estrictamente personal en el cuartico del fondo y se arrastra como serpiente embarazada entre las cobijas.
Justo en ese momento, se le quita el sueño.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Crónica de un regalo fracasado

Germán no se ha preocupado por perpetuar la especie, porque de eso se encargaron sus hermanas y hermanos. Dios no le dio hijos pero el Diablo lo llenó de sobrinos.
El manual de funciones de tío incluye los regalos de Navidad. Son como 10 los parientes y parientas que aún no han sobrepasado la barrera de los 12 años, por lo que aún clasifican como niños. Germán no se complica. Busca obsequios genéricos catalogados por grupos de edad.
Ese año había encontrado los ideales. Para ellas, unas hermosas mariposas de plástico a pilas que realizaban graciosos movimientos y, en último caso, clasificaban como material decorativo. Para ellos, unos vaqueros articulados cuyas armas eran pequeñas linternas. Bueno, bonito y barato. Y ahí estaban, en primer plano al lado del árbol, con sus respectivas tarjetas.
Los consentidos de la familia eran el pequeño N y la pequeña C, y el patán de la estirpe era el malcriado J. El padrino de C tiene mucha plata y deseos de que los demás se enteren. Así que la noche de Navidad el hombre se apareció con zipote carro eléctrico. C lo contempló maravillada, sin saber que hacer con él. En cambio N sí sabía, y por eso se adueñó del vehículo y empezó a recorrer la sala.
Es bien sabido que la primera palabra que aprenden y comprenden a cabalidad los niños comienza por M de mamá. La segunda –y a veces la primera– empieza por M de mío. El uso abusivo de su propiedad despertó un enérgico reclamo de C en su idioma, es decir, llorando. O mejor, berreando a grito herido.
Ahí es cuando J entró al rescate, quitó a N del carro y en vez de devolvérselo a su hermana menor, optó por hacerle el mismo una prueba. El coro lacrimógeno creció con los chillidos de N, lo que obligó a la intervención de la autoridad competente: los padres. J salió del carro, J inició su propio recital de alaridos.
Los niños son solidarios. El trío recibió pronto apoyo de sus contemporáneos y la sala se llenó de llantos infantiles. El instinto maternal pasó al contraataque con las primeras armas a la mano; es decir, los primeros regalos a la mano; es decir, los de Germán.
C ni siquiera abrió su mariposa. N, furioso por haber sido desalojado del carro, tiró su vaquero al piso con rabia. J lo miró, miró el carro y tras hacer una rápida comparación dejó de lado al muñeco. Ahí está todavía. Cada pequeño que recibía el regalo conjugaba en medio de sus lágrimas el verbo tirar, botar, despreciar, romper o ignorar.
Desde entonces, cada año, sin importar edad o sexo, los sobrinos de Germán reciben de este una pelota de plástico.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Vejez no, experiencia.

La mala noticia es que los años no vienen solos. Que todo aquello que veíamos lejano e improbable en nuestra adolescencia y nuestros veintes, es una realidad en nuestros treintas y cuarentas. La buena noticia es que los años no vienen solos. Vienen con eufemismos. (Paréntesis idiomático: Eufemismos: modos de expresar con suavidad o decoro ciertas ideas).
Mientras el calendario se aleja peligrosamente de la partida de bautismo, las cosas empiezan a cambiar de nombre. Lo que antes era energía, se convierte en afanes innecesarios, y por primera vez en la vida comenzamos a tomarnos en serio aquello de “el que menos corre vuela”.
En realidad el que menos corre es por que se cansa más rápido. Pero la versión oficial es que con los años, hemos aprendido a “dosificar energías”. Lo mismo con la dieta. El hecho de que cualquier plato de frijoles nos pase cuenta de cobro, que los lácteos hayan conformado un comando digestivo-terrorista y que repetir plato sea un acto suicida no es un problema, sino que “con los años, uno pule su dieta”.
Como la última parranda - insistimos en lo de última - nos dejó un guayabo de una semana pese a que nos acostamos a las doce, la cama empieza a llamarnos seductoramente a las 9 p.m. Hemos descubierto “el gusto de pasar la noche en el hogar”.
Nuestros hijos, que monopolizaron el equipo de sonido, escuchan todo el día música que no entendemos, no nos gusta y no...nosotros pagamos. Si queremos escuchar algo, la única posibilidad es un viejo tocadiscos que está arrumado en la despensa. Eso se llama “gusto por los clásicos”.
Un día cualquiera vamos a salir a la esquina. Entonces nos damos cuenta que para esa, o para cualquier otra salida, tenemos que vestirnos, afeitarnos, echar al bolsillo llaves, billeteras, documentos, tarjetas débito y crédito, monedas sencillas, paraguas y agenda. ¿Nos volvimos complicados? No. “Previsivos”.
Y un domingo por la mañana, nuestra hija adolescente se negará a engrosar el paseo familiar. Trataremos de hablar con ella, primero en tono paternal, y luego en ¡TONO PATERNAL!, con frases y argumentos tomados de nuestro pasado, cuando fue nuestra madre, o nuestro padre, el que nos enfrentó en una situación similar.
¿Falta de originalidad?
No, respeto por las enseñanzas del abuelo.

lunes, 25 de agosto de 2008

Arranca todo, termina nada

Frente a esa montaña de papeles debidamente desorganizada él, (o ella), desarrollan una actividad digna de colibrí con convulsiones. Toman un papel, agarran la calculadora, suman como si el mundo se fuera a terminar pasado mañana antes del desayuno. Al segundo están frente a su computador introduciendo largas filas de datos, y minutos después recorren con ojo auditor y lápiz rojo las cifras de algún informe.
Y así se les ve todo el día, porque siempre están allí. Cuando la demás gente inicia su jornada laboral, ellos ya tienen los dedos teñidos de tanto mover lápiz rojo. Cuando el último se va, ellos todavía están frente a la pantalla, sacando algún dato de la montaña de papeles, introduciendo algo en la base de datos, haciendo alguna cosa.
Y aunque solo se levantan de la silla para ir al baño, o almorzar mirando el reloj y sufriendo por ese maravilloso tiempo perdido, a la hora de evaluar sus resultados no aparece por ningún lado esa excepcional productividad que debía derivarse de una vida en función del trabajo.
Porque estamos hablando del típico arranca todo, termina nada. Se trata de una espécimen de oficina que quiere hacer todo su trabajo el mismo día, a la misma hora, en la misma silla y con la misma ropa. Por eso, su técnica de trabajo es comenzar e ir adelantando poco a poco. Y mientras adelanta, comienza otra, Y otra, y otra. Así el día se va llenando de puntos de partida, que cada vez se ven más lejos del punto de llegada.
Entonces tenemos al sujeto empezando la tarea A, la cual deja momentáneamente para asumir la responsabilidad B, que queda interrumpida cuando dispone los elementos para iniciar la función C, la cual se suspende provisionalmente para atender una llamada de la cual deriva una actividad D, cuyos lineamientos generales están siendo esbozados cuando se recuerda que hay que seguir con la tarea A, de la cual se adelantan algunos aspectos que son periódicamente interrumpidos por labores relacionados, con C, con B o con...
En la memoria colectiva de la empresa, solamente se recuerda una ocasión en la cual no parecía “colgado”, actuó con serenidad e hizo lo que tenía que hacer en un solo viaje, sin interrupciones.
Fue esa mañana en la cual le explicó a su jefe porque razón el no necesitaba ningún curso sobre manejo eficiente del tiempo.
Y lo convenció.

martes, 19 de agosto de 2008

Viejo, mi querido viejo

En algunas familias vive un extraño personaje. Es calvo o canoso. Aparece en las noches y sale de madrugada. Limita su comunicación con los demás a lo estrictamente necesario, y en lo posible por monosílabos. Como siempre ha sido así, su actitud no sorprende a nadie. De hecho, cuando se pone sociable es algo sospechoso.
Aunque él preferiría encerrarse a ver televisión y leer periódicos por el resto de su vida, no puede aislarse del mundo que lo rodea. A veces tiene que hablar con alguien. En esas inevitables conversaciones se le llama papá, o señor. Con su esposa nunca habla. No hace falta. Años de convivencia han diseñado un sistema de información mutua en el que sobran las palabras. Cada uno de los dos sabe lo que piensa, necesita o va a decir el otro con solo verlo.
Pero los hijos saben que a veces es necesario acudir directamente al viejo. A mi viejo, como lo llaman en las conversaciones con sus propios amigos. Y entonces se sobreponen a un cierto temor reverencial, y conversan más o menos así.
Hijo: (Tímidamente) Papá, es que necesito un favor.
Padre:(Desinteresadamente) Hmmm.
Hijo: Resulta que tenemos que dar una cuota adicional (Nota, el 99 por ciento de las conversaciones tienen que ver con plata).
Padre: (Con curiosidad) Hmmm.
Hijo: Es para la adquisición de elementos de estudio, son (espacio libre para colocar una cifra de acuerdo con el estrato).
Padre: (Entre sorprendido y furioso) Hmmm.
Hijo; (Silencio) Y es para (otro silencio) el lunes.
Padre: (Silencio total. Mirada perdida. No se sabe si está bravo o hace cuentas. Abre la boca) Yo le dejo la plata con su mamá.
Hijo: (Por no parecer interesado) Y...como le ha ido papá.
Padre: (Inexpresivo) Hmmm
Los hijos crecerán y mi viejo será cada día menos imponente, menos asustador, más viejo. Cuando aparezcan los nietos sufrirá una extraña metamorfosis, y revelará con ellos una desconocida faceta de hombre tierno y juguetón, solo comparable con aquella que permanece perdida en el subconsciente de sus propios hijos.
Un día se irá para siempre, llevándose las respuestas a esas preguntas que nunca nadie se atrevió a hacerle, o que él contestó con su expresivo “hmmm”. Y en el funeral, su hijo, ya viejo, quien también limita la comunicación con sus propios descendientes a lo estrictamente necesario dirá entre nostálgico y resignado.
“Con ese man no se podía hablar.”

lunes, 11 de agosto de 2008

Mentiras modernas

Desde el momento en que nuestro padre Adán puso cara de yo no fui y, mirando al Gran Jefe, dijo que él no se había comido esa fruta, el ser humano comenzó a conjugar el verbo mentir.
De ahí para adelante los egipcios aseguraron que se habían demorado por estar trabajando en la pirámide; los romanos explicaron que el incendio causado por Nerón era la causa de su retraso y lo héroes del oeste culparon a un inesperado ataque indio de su demora.
Claro que llegó el siglo XXI con su sobredosis de información, sus celulares, su Internet, su correo electrónico, sus portátiles y demás mecanismos que permiten contacto permanente. Con eso se acabarían las mentiras y el mundo evolucionaría a una etapa de honestidad, sinceridad y cumplimiento.
O las mentiras se adaptarían a la nueva tecnología, que fue lo que efectivamente sucedió. Van los ejemplos.
- “Yo no he recibido ningún correo”.
- (En el chat 1) “Claro, soy mona, de ojos verdes y mis medidas son 90-60-90”.
- “Estoy en un trancón” (aclaración: está en su casa, con el celular en la oreja, recién levantado).
- “Lo tengo aquí, en la USB”.
- “Es que le entró un virus al computador y por eso se perdió el trabajo”.
- “Mándeme un correo y yo le respondo lo más pronto posible”.
- “Mira que me robaron el celular y allí era donde tenía tu teléfono. Por eso no te volví a llamar”.
- “Ya voy a llegar” (al principio o, en el mejor de los casos, en la mitad del trayecto).
- (En el chat 2) “A ver, a quién me parezco... es como una mezcla de Tom Cruise y Brad Pitt”.
- “¡Pues claro que estoy solo!” (o sola).
- “Yo te dejé un mensaje en el contestador”.
- “Se me descargó el celular”.
- “Es que no me ha quedado tiempo de entrar al Facebook”.
- “No, ella no está conmigo”.
- (En el chat 3) “No, no tengo pareja por ahora”.
- “¿Ese ruido?... No, es que estoy frente a una discoteca”.
- “¿Seguro que no le ha llegado el e-mail? Mire bien”.
- “Marque al PBX y ahí le contestan y le solucionan el problema”.
- (En el PBX). “Muchas gracias por llamar”.
- “No tengo minutos”.
- “Se me perdió tu correo. ¿Me lo puedes repetir?”
- “Claro que estoy ahí mamá, donde más iba a estar”.
- “No me abrió el archivo”.
- “No escucho, parece que aquí la señal del celular no entra bien, halo, haloooo...”

Arrendatarios

Es necesario ser justos. Así como existe toda una fauna de arrrendadores de habitaciones, los arrendatarios no se quedan atrás. Como estos, por ejemplo.
- El melenudo de arete que pregunta a la propietaria, recién salida de una operación al corazón: ¿Habrá problemas si aquí ensaya mi grupo de rock?
- El amante de los animales que insiste en camuflar una pareja de pastores alemanes en el apartamento del piso 18.
- La pareja despistada que pregunta a la dueña cuanto cobra por la hora.
- El caballero trasnochador que bota 4 juegos de llaves en igual numero de semanas, y pide disculpas luego de timbrar como loco a las tres de la mañana.
- La niña emproblemada que llega llorando todas las noches, especialmente cuando van a cobrarle la renta.
- El especialista en mecánica automotriz que parquea todos los días frente al garaje de la casa las tractomulas que él mismo arregla.
- El altamente colaborador arrendatario que daña, en su orden, la nevera, el equipo, el televisor, la tubería del baño y el piso del patio, bajo la premisa de “con mucho gusto le ayudo, señora".
- El compañero de apartamento que se baña semana por medio, ignora el significado de la palabra lavaplatos, come crispetas sobre la alfombra y derrama todos los líquidos que pasan por sus manos.
- El propietario paranoico que pregunta todos los días después de regresar: "¿Quien cambió de sitio mis porcelanas?”
- El joven que paga un año por adelantado, mantiene la puerta bajo llave, llega después de medianoche y sale de madrugada, y deja como único signo de vida unas sospechosas manchas blancas en la alfombra.
- El glotón que instala una estufa eléctrica de tres puestos en su habitación, y la utiliza para frita chicharrones con la puerta cerrada.
- La chica liberada que recibe la visita de un "primo" distinto todas las noches.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Buscando pieza

Cuando el bachiller recién desempacado llega a la capital a estrenar su condición de primíparo; cuando el joven profesional decide (o le toca) cambiar de ciudad para salir de las estadísticas de desempleo; cuando la chica liberada cancela su negocio con el hotel mamá; cuando los corotos particulares del neotrabajador de la familia ya no le caben ... ha llegado el momento del grito de independencia. A buscar alojamiento.
Como vivimos en país subdesarrollado, y los ingresos son ídem, la mayor la de los neoliberales -- neo por nuevos, liberales por libres - terminan descartando ante la implacable realidad monetaria la posibilidad de adquirir o arrendar un apartamento. Entonces acuden a la dosis personal del mercado inmobiliario: arrendar una habitación.
Creen que será fácil. Mentira. Antes de llegar a una ubicación aceptable conocerán (viviendo en él o en contacto con sus propietarios) "paraísos” Como los siguientes.
1- El cuarto arrendado por una viejita necia que se niega a darle llave al arrendatario, y fija como hora de entrada las 7 de la noche entre semana y las ocho de viernes a domingo.
2- La habitación que pertenecía al único hijo (fallecido) de una pareja de ancianos, cuyas características (las del hijo) son descritas detalladamente todas las noches por el padre, que ataja dos horas en el comedor al arrendatario cuando se va a acostar después de 14 horas de trabajo.
3- El apartamento compartido con un contador que es maniático del orden y mantiene boleteado a su cohabitante con memorandos de instrucciones de aseo.
4- La pensión en la cual hay un solo baño para 18 habitaciones, por lo que hay que hacer cola desde las 3 de la mañana y despachar todas (Ojo: todas) las diligencias en 5 minutos.
5- El cuarto de las hermanas solteronas que se alquila solamente para hombres, y que es necesario trancar con doble llave después de las ocho de la noche.
6- La terraza de la negociante de los 4 hijos que todos los días espera al arrendatario en la puerta para venderle una cosa distinta
7- La habitación con vista a la calle en plena zona de discotecas
9.- El miniapartaestudio ubicado al fondo del patio, en cuyo camino hay un gran danés sin almorzar
10- El apartaestudio compartido con la versión 1994 de Juan Tenorio, el cual convierte al otro usuario en habitante usual del corredor.

sábado, 2 de agosto de 2008

La triste realidad de la independencia laboral

En tiempos de desempleo, la independencia tiene cara de perro. Uno que otro valiente que se aburre de tener jefe y decide ser su propio jefe, y mucho resignado, ante la sucesión de “nosotros lo llamamos” en sus solicitudes de empleo, opta por llamarse el mismo y poner su propia empresa.
De entrada, ambos se autoengañan. Quien no quiere tener jefe, descubrirá pronto que cada cliente es un jefe; y quien tiene una nueva empresa no demora en darse cuenta que es al revés, la empresa lo tiene a él.
El independiente se precia de no rendir pleitesía, pero el primer fracaso lo especializará en aquello de que el cliente siempre tiene razón. Para entender mejor veamos un ejemplo que cruza tres variables: Un trabajo aburridor (de esos que se hacían de mala gana en los tiempos de empleado y que se supone iban a desaparecer), la plata que tenga el independiente y la respuesta ante la propuesta.
- Tiene plata y clientes, pero no tiempo (casi nunca): No me interesa.
- No tiene plata ni tiempo, y tiene clientes (pocas veces): Lo pensaré.
- No tiene plata, tiene clientes y tiempo (muchas veces) : Sí, lo haré.
- No tiene plata ni clientes y tiene tiempo (casi siempre) . Sí señor, lo que usted quiera.
El otro argumento a favor de la independencia es el manejo del tiempo. El microempresario dice con orgullo “yo soy el dueño de mi tiempo”.
Mentira. Su empresa es la dueña de su tiempo, su vida, sus días y sus noches. Nunca deja de pensar en los posibles clientes. Cada vez que se aleja de un teléfono cree que perdió un negocio. Se gasta sus escasos recursos en un contestador, un biper y un celular al que sólo lo llama su mamá (la de él), las culebras y un despistado que pregunta por Eleonora.
Además, a diario descubre una ley nueva... que él está incumpliendo. Que el registro en la Dian, que el impuesto a las ventas, que la cámara de comercio, que la PILA. Se pregunta a que horas puede trabajar si se la pasa cumpliendo requisitos legales para poder hacerlo.
En el camino, muchos tiran la toalla, bien sea porque la suerte les sonríe en forma de empleo estable, o porque un día descubren que es más lo que gastan que lo que ganan. Otros corren con mejor suerte y triunfan, pero tanto unos con otros, en algún momento del proceso, han parafraseado al Himno Nacional en la estrofa que dice... ”independencia grita”, gritando...¡Quiero ser asalariado!

miércoles, 30 de julio de 2008

Reciclaje maternal

Mentira. El reciclaje no es un invento de los ecologistas. Ni de las industrias. Es idea de las madres. De las madres modelo viejo. De esas que se dedicaban a atender hogares en los cuales, puntualmente durante 10, 15 y hasta 20 años, se cumplía con el precepto bíblico de creced y multiplicaos.
Eran tiempos en los que no existían las parabólicas, y había que combinar las horas de la noche con los deberes conyugales. La única píldora conocida sólo servía contra el dolor de cabeza, y condón era una palabra desterrada de las reuniones con señoras a bordo.
El cuento es que el día menos pensado, estas heroicas damas amanecían con un equipo de fútbol en potencia que requería cambio de pañales. Y el presupuesto familiar, como por arte de magia, se multiplicaba, aunque los bebes crecían en proporción geométrica, mientras que los ingresos lo hacían en escala aritmética.
El secreto se remonta a una frase de un filósofo de la antigüedad: "Nada se acaba, nada se destruye, todo se transforma".
Era la época en que el principal basuriego era mamá. Empecemos por las toallas. Recién compradas eran de baño, para todo el cuerpo. Cuando el paso de los años las iba convirtiendo en tela raída, una mágica tijera las convertía en maniles. Tres años después, amanecían graduadas de limpiones, y cuando ya eran trapos oscuros y grasientos, iban a parar a labores más prosaicas, como limpieza de pisos o brillo de objetos metálicos.
Hablemos de la comida. ¿Sobras? Las que quedaban en los platos se convertían al día siguiente en un delicioso manjar para perros. O para gatos. O para patos. O para cualquier semoviente adoptado por la familia.
Las sobras de la olla eran para la familia. Hoy, arroz a la Valenciana; mañana, tortillas y empanadas de arroz con carne. Hoy, leche, mañana. Postre de leche cortada (mielmesabe, para los conocedores). Hoy, tajadas de patacón y plátano asado; mañana, torta de plátano. Hoy, agua de panela: mañana, melado. Hoy, pan duro, mañana, torta de pan. Hoy, fríjoles con arroz: mañana, calentado. Hoy, costillas de res:
Mañana, caldo de papa con sabor (lejano, pero sabor) a costilla.
Hablemos de ropa. O de la maldición del hijo menor. Para el mayor fue un pantalón elegante. Para el siguiente un pantalón de trabajo. Para el tercero un chiro de estar en la casa. Y para el menor unas bermudas. (en algunas familias, la cadena empezaba en los tíos, luego al menor le llegaba convertido en trapo de embolar). Todo gracias a los remiendos maravillosos de mamá.
Las viejas cortinas evolucionaban a forro de cojines. Sábana que se respetara sería funda algún día, y en algunos casos pañuelo. Quien recibía un regalo, sabia que romper el papel equivalía a poco menos que un sacrilegio. El mismo pliego empacaría durante varios años y de manera sucesiva un televisor, una olla exprés, un vestido, una licuadora, una billetera, un par de medias, y un llavero.
Desechable era una palabra que no existía. Ni siquiera lo desechable era desechable. Las bolsas del mercado - en papel - servían para envolver encargos, y el papel periódico era desde secador de pisos hasta madurador de aguacates.
Lo dicho. Ellas inventaron el reciclaje.

lunes, 21 de julio de 2008

20 diferencias entre un velorio y una boda

1 .- En los velorios nadie le pregunta a los solteros que cuando es el suyo.
2 .- En los velorios no hay un camarógrafo y un fotógrafo acosando al principal protagonista.
3 .- En los velorios no rifan parte de las flores ni una prenda de vestir del protagonista.
4 .- En los velorios el vestido del protagonista no se enreda con todo.
5 .- En los velorios nadie habla más de lo estrictamente necesario, incluyendo al sacerdote.
6 .- Para los velorios no es necesario alquilar esmoquin, ni mandarse peinar.
7 .- En los velorios no hay que equilibrar la lista de invitados entre amigos, parientes y presupuesto.
8 .- Al terminar el velorio, no es necesario controlar que los de la funeraria no se roben lo que sobró.
9 .- En los velorios, los amigos borrachos no le cuentan intimidades a la novia y/o esposa.
10 .- No es necesario, robar, comprar o prestar objetos para vestir al principal protagonista del velorio.
11 .- En los velorios nadie se preocupa si el tío sinverguenza llegó sin corbata.
12 .- En los velorios el transporte del protagonista está garantizado, y es claro que debe ser el primero en llegar.
13 .- En los velorios, si el protagonista o los invitados no saben bailar vals, a nadie le importa.
14 .- Los velorios no requieren meses de preparación, y tampoco implican descubrir a última hora que algo muy importante falta.
15 .- Ninguna amistad o interés peligra si a alguien no se le avisa del velorio.
16.- En los velorios el destino de las flores al terminar la ceremonia no es importante.
17.- Las lágrimas en el velorio no desentonan, ni convierten a quien llora en centro de murmullos.
18.- En los velorios no hay música a todo volumen que impide conversar.
19.- En los velorios uno se puede ir sin despedirse de nadie.
20.- En los velorios, el protagonista no debe preocuparse por nada.

miércoles, 16 de julio de 2008

Tribulaciones de una gran mujer

Alguna travesura genética hizo que Julia llegara a grande y siguiera derecho. En un país de mujeres menudas y chiquitas, Julia es maciza y grandota. Esto tiene implicaciones filosóficas y prácticas. Las filosóficas, a veces no encuentra su lugar en el mundo. Las prácticas, cuando lo encuentra, no cabe.
Por ejemplo, no cabía en el corazón de su amor platónico, Eduardo, compañero de universidad, separado de ella por unos 30 centímetros, porque, para rematar, lo que a Julia le sobraba entre suelo y nariz, a Eduardo le hacía falta.
En otras épocas, el destino de Julia hubiera sido un cuarto de costura en el viejo caserón, interrumpido sólo por idas a la iglesia. Pero, afortunadamente para ella, en 1999 los viejos caserones son oficinas, no hay cuartos de costura y existen los conciertos de rock.
Los conciertos de rock son un grupo indefinido de personas, para unos cantando, para otros gritando. Entre estos hay unos pocos, subidos en una tarima, los cuales cobran por gritar (¿Cantar?). Abajo están los otros, que, curiosamente, pagaron para poder cantar, gritar, saltar, poguear (es algo así como empujarse entre ellos, pero al son de la música), y demás comportamientos racionales.
Entre los que pagan y los que cobran debe haber una barrera. Y ahí es donde entran los grandotes y las grandotas. Así que Julia junto con otros y otras tamaño litro le dan la espalda a la música y le ponen pecho al público, en plan de imperturbables columnas humanas, reforzados a veces por autoridades competentes, dependiendo de que tan hábiles sean los roqueros para despertar instintos salvajes.
Precisamente, eso ocurría el día en que “Los Asquerosos Plenilunios” llenaban el aire con su pon pon pon. A esas alturas, Julia y sus compañeros, apoyados por la Policía, habían rechazado tres arremetidas de pogueros (¿se dirá así?), dos de fanáticas hambrientas de roquero, y una de un grupo religioso que quiso lavar con agua bendita el escenario, para hacerle contrapeso a Satanás.
Frente a la masa agresiva estaba Julia, con la adrenalina al 100 por ciento, los músculos tensos y todo su enorme cuerpo dispuesto a ejercer como muro de contención. Por eso, cuando sintió la mano en el hombro, reaccionó con un derechazo que mandó directamente al piso al inocente amigo que la había reconocido y quería saludarla.
Ella que iba a saber que él tenía un pase que le permitía estar en la trasescena.
Y tenía que ser Eduardo.

lunes, 14 de julio de 2008

Cumpleaños con fiestas ajenas

En el fondo, Mateo reconoce que es un castigo de Dios. Cuando tenía 10 años, se antojó de un carro de bomberos a pilas. Por esos días venía el cumpleaños de su hermano, de 16 años. La pequeña mente maquiavélica le pidió plata al padre para comprarle regalo al hermano y adquirió el carro de bomberos.

El plan fue perfecto. Luego de la sorpresa inicial, el hermano escondió el vehículo unos días pero despues no le hizo más caso. Así, Mateo disfrutó de su juguete.

Pero pasaron los años y el niño creció, se hizo profesional y, a estas alturas, cero responsabilidades familiares. Excepto una, aceptar las invitaciones de parientes cuando cumple años. Por ser el solterón del clan, sus hermanos, padres y primos se rotan para “atenderlo”. Esos parientes sí se casaron, sí tienen hijos y obviamente viven para ellos. Así que han encontrado la excusa ideal para llevar a los pequeños a sitios adecuados: el cumpleaños de Mateo.

Por eso, lo invitan a negocios de comida rápida y nombre rimbombante. De esos que lo dejan a uno insatisfecho, pero lo bastante lleno para impedir una comida de verdad. Lleno de colesterol y otras sustancias “saludables”. Y a Mateo le toca fingir que es tan feliz como la cajita de turno que devoran alegremente sus sobrinos.

A veces es peor, porque en estos u otros negocios hay un especial de cumpleaños. Eso significa que: 1.- Un coro de meseros destemplados le cantará el happy birthday, lo que lo convertirá en el espectáculo principal del negocio. 2.- Algún peluche gigante lo tomará como compañero para fotos o actividades recreativas 3.- No podrá pedir lo que quiere, sino el especial que sus anfritriones separaron con anterioridad, generalmente especial para niños.

En otras ocasiones, algún pariente considera a Mateo lo suficientemente grande para llevarlo a donde él quiere. Él es el que invita, no el invitado. La cena, entonces, ha pasado por un local ruso en el que sonaban balalaikas, con menú de carne cruda; un estadero mexicano en el cual los gritos del mariachi anularon toda conversación; un restaurante de comida fusión en el que tras una larguísima espera trajeron tres pedazos de zanahoria con mantequilla derretida perdidos en un plato gigante; o ese negocio de moda donde hay que hacer una cola de tres horas para terminar acomodado en una mesa junto al baño.

Una hermana nunca lo lleva a sitios públicos, Siempre lo atiende en su casa. Allí él tiene que soportar las peleas de mesa de cuatro sobrinos patanes. Además es el sujeto de prueba para experimentos culinarios bajados de internet cuyos ingredientes, resultados y efectos posteriores son, en el mejor de los casos: inciertos.

Lo dice la sabiduría popular: Dios no castiga ni con palo, ni con rejo.

jueves, 10 de julio de 2008

¿¿Vacaciones??

Y dicen que son para descansar. Carreta. En vacaciones descansan los hijos. Pero los padres, esos que trabajan durante todo el año, tienen jornada de 24 horas. Y es igual en el balneario. En la sede recreacional. En la caja de compensación. En el hotel todo pago. En la finca. En la casa de la abuela.

Bueno, la verdad sí se descansa. Por allí unos cinco minutos antes de las cinco de la mañana. Antes de que el primero de los niños se levante a gritar. O a caminar. O a la piscina. O al bosque. O a cualquiera de esos lugares donde se pueden cortar, raspar. herir, pelar, quemar, intoxicar, si no hay un padre ejerciendo.

Porque la capacidad que tienen los niños para meterse en problemas nunca entra a vacaciones. Y los días de "descanso" tienen un agravante para los padres. No cuentan con la ayuda de los profesores para las labores de inspección y vigilancia. Ahí sí, ser progenitor se convierte en un trabajo de 24 horas.

Claro que no falta el optimista que menciona la posibilidad de recibir ayuda de los adolescentes. O de los jóvenes. Si en términos normales son inútiles, en términos vacacionales, son unos inútiles en descanso. Y además, ellos también se meten en problemas.

Así que la madre y el padre de turno deben estar pendientes de la quinceañera, que se está haciendo muy amiga del melenudo hiperhormonizado de la cabaña del lado, o de las vecinas de enfrente, fáciles de identificar por sus tatuajes ubicados allí donde la espalda pierde su casto nombre.

Lo mismo pasa con el buen estudiante, que influenciado por sus amigos de ocasión adquiere hábitos noctámbulos y aliento fermentado. Hasta que una mañana cualquiera sale pálido y desencajado de su cuarto, ocasionando viaje de emergencia al médico, quien en un punto medio entre molesto y divertido dirá "este lo que está es enguayabado".

Esa temporada es sinónimo de padres polifacéticos. De padres salvavidas ante el pequeño terco que insiste en ir al lado profundo de la piscina. De padres enfermeros, de esos que atienden el pie cortado por culpa del tío solterón que rompe botellas de aguardiente en el camino a la piscina. De padres dictadores, tratando de explicarle a la histérica adolescente porque no puede irse dos días de paseo con sus nuevos amigos. De padres cocineros, produciendo alimentos para esa horda con mucha hambre y pocos horarios. De padres desvelados, esperando en la madrugada el retorno de sus hijos de alguna fiesta de playa, de piscina. o de la cabaña 16.

Y todavía tienen el cinismo de llamarlas vacaciones

Y decir que son para descansar.